TERESA MOLERES
SORBURUA

El maná de la Biblia

El maná era el alimento enviado por Jehová a los israelitas durante su travesía por el desierto que duró 40 años. No se entiende cómo para cruzar un desierto de 300 km tardasen tanto tiempo, cuando andaban tres horas de madrugada y otras tres al atardecer y podrían haberlo recorrido en tres semanas. Parece que los hebreos se equivocaron en su ruta, o que su Dios puso a prueba su fe y, en ausencia de Moisés, adoraron al Becerro de Oro. Total que, durante 40 años, acabaron andando en círculos hasta llegar al fin a Palestina, la Tierra Prometida.

La Biblia dice que el sabor del maná era de hojuelas con sabor a miel y su aspecto, como el culantro blanco. Solo debían recoger la ración de un gomer (tres litros) cada día y por persona. Normalmente se molía o machacaba en mortero y luego se cocinaba en tortas. Según las escuelas judías, el gusto era a la carta, el que cada cual desease. Manuscritos antiguos apuntan a que eran unas semillas parecidas a las de la mostaza y del color de los dátiles.

Hay diferentes versiones sobre lo que en realidad era el maná. Podía ser un liquen pequeño Lecanora esculenta, que seco se levanta con el viento y más tarde desciende a la tierra como lluvia cuando las condiciones atmosféricas cambian. También podía ser el líquido exudado por el tronco del fresno. Todavía en Sicilia lo recogen del Fomes para preparar un laxante.

Más probable sería la resina del tamarisco, abundante en la zona cercana a Siria, que es dulce y aromática y, como la miel, contiene mucho azúcar. Sin embargo, los expertos no creen que fuese suficiente para alimentar a una población durante años.

Está la posibilidad de que fuera la secreción anal de las larvas y hembras inmaduras de la cochinilla Trabutina mannipara, que vive sobre el Tamarix manifera o el Tamarix nilotica. Esta secreción se llama maná y todavía se usa como sustituto del azúcar en el café y en medicina en poblaciones sirias. Las larvas en crecimiento toman los azúcares de la savia del tamarix y el exceso de este azúcar lo eliminan por el ano.

Otra fuente dice que podría ser el hongo Psilocybe cubansis, que tiene efecto enteógeno, psicotrópico, provoca la modificación de la conciencia y produce además pérdida de apetito.