Teresa MOLERES
SORBURUA

Clemátides en tiesto

La ventaja del cultivo de las clemátides, Clematis, es conseguir muchas flores en muy poco espacio. Les gusta estar en un jardín pero se adaptan a lugares pequeños como balcones, tiestos y jardineras. El defecto que se les atribuye son esas ramas largas y desgalichadas, con solo tres flores en su extremo, que se pueden evitar hasta conseguir ramas compactas y floridas con una poda cuidadosa.

Para su cultivo en tiesto escogeremos clemátides de grandes flores de cara a la primavera y al fin del verano, también clemátides con flores que caen en cascada y compiten ventajosamente con las petunias; “Saphyra” rosa y violeta o “Alionushka” de pétalos grandes blancos, que florecen de junio a septiembre. Para que florezcan entre abril y mayo escogeremos la C. alpina y C. macropetala con flores en forma de campanilla rosadas. A todas les gusta desbordar de los tiestos y las jardineras.

Para plantarlas hay que instalar el cepellón enterrando la base de las ramas de 3 a 5 cms en tierra ligera para que les sea fácil echar raíces. Al contrario que con la plantación de clematis en tierra, no es necesario inclinarlas horizontalmente en el tiesto. En ese recipiente se puede regar el sustrato, aunque en plena tierra no se debe regar nunca al pie de la planta; en cualquier caso es importante mantener el suelo a su alrededor fresco. Les gusta la sombra de una roca, una tapia o una generosa capa de hojas muertas al pie, mientras las flores y follaje están al sol. La poda para las clemátides consiste en cortar las ramas sin flores desde su base; las nuevas ramas hay que mantenerlas hasta primavera. La C. montana es una de las variedades clásicas de flores rosadas y hay que podarla justo después de la floración. La C. alpina resulta apropiada para recubrir los tiestos grandes, no hay que podarla en invierno ya que nos privaríamos de tener flores en la primavera siguiente.

En plena tierra y también en tiesto, para mantener su cultivo en condiciones ideales, a las clemátides les gusta la compañía de arbustos o arbolitos. Así estos drenan el exceso de agua del suelo, muy perjudicial en invierno, para evitar que el agua se hiele. Por lo que es inteligente plantar una o dos clemátides al mismo tiempo con algún arbusto. Si son muy jóvenes, colocar a la vez dos tutores hasta que las ramas se fortalezcan.