Martxelo Diaz
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad
25 AÑOS DEL CORTE DE LOS CABLES DEL PANTANO DE ITOITZ

Cortar los cables para intentar hacer justicia en Itoitz

El próximo martes, 6 de abril, se cumplen 25 años desde que un grupo de personas cortase los cables de las obras de construcción del pantano de Itoitz. Esta acción, llevada a cabo por integrantes del colectivo Solidari@s con Itoitz, es una de las referentes de la lucha medioambiental en Euskal Herria.

Fotografía: Fermin Munarriz
Fotografía: Fermin Munarriz

El proyecto del pantano de Itoitz y del Canal de Navarra fue polémico desde el mismo momento en el que se planteó y provocó una división política y social en Nafarroa. Por un lado, los gobiernos navarro y español, tanto de UPN o PP como del PSOE, defendían la obra como imprescindible para el desarrollo del herrialde. Se trataba del concepto que posteriormente cristalizaría en el llamado Plan Hidrológico Nacional (PHN), que básicamente consiste en construir pantanos en la zona adyacente al Pirineo para posteriormente usar el agua embalsada en un territorio lejano, incluso mediante trasvases. Sin salir de Nafarroa, el también polémico recrecimiento de Esa se incluiría en este concepto. Frente a ellos, colectivos de defensa del medio ambiente, agricultores y ganaderos que defendían un modelo más pegado al territorio y formaciones de izquierda cuestionaban el proyecto destacando los costes medioambientales que supondría, que aumentaría la despoblación de comarcas de montaña (una cuestión que sigue sin resolverse) y que económicamente no tenía justificación más allá de beneficiar a grandes constructoras. En definitiva, un esquema que se ha repetido en numerosas ocasiones.

La oposición organizada al pantano se remonta hasta 1985, cuando se creó la Coordinadora de Itoitz, que optó por un modelo basado en la movilización y en los recursos judiciales. Esta forma de lucha tuvo un destacado apoyo social en Nafarroa y logró, en marzo de 1996, una victoria importantísima en los tribunales: la Audiencia Nacional española decretaba que el pantano era ilegal. Sin embargo, había letra pequeña. Para proceder a la suspensión de las obras y a impedir el llenado del embalse fijaba una fianza de 24.000 millones de pesetas de la época (unos 145 millones de euros), una cifra que era inasumible para el movimiento popular. Por cierto, el ministro español de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente era Josep Borrell, el actual responsable de la diplomacia de la UE. Por el PP, el ministro que impulsó el embalse fue Jaume Matas, condenado por corrupción.

Fotografía: Oskar Montero | EGIN

 

En este contexto, un mes después del auto de la Audiencia Nacional se produjo el corte de los cables, que detuvo las obras durante nueve meses. Solidari@s, nacido en 1995, defendía que el movimiento popular había parado un embalse declarado ilegal pero que continuaba adelante por una triquiñuela.

La relación entre Coordinadora y Solidari@s fue complicada y en algunos momentos tensa. Cada colectivo había optado por unos medios diferentes para lograr parar el pantano. Frente a la estrategia judicial de la Coordinadora, Solidari@s apostó por acciones de desobediencia civil, realizadas de manera pública y con amplia proyección mediática. Eran planteamientos que en ocasiones podían ser complementarios, pero en otras saltaban chispas en una cuestión que marcaba buena parte de la agenda política y mediática navarra.

 

Fotografía: Oskar Montero | EGIN

 

Para cuando Solidari@s realizó el corte de los cables, ya tenían una larga trayectoria de acciones en su curriculum. Su acción característica era subir a un edificio o monumento emblemático y atarse al mismo. Bajarles de ahí se convertía en una odisea para los cuerpos de seguridad, que se las veían y deseaban para lograr su objetivo. El Palacio de Diputación (sede del Gobierno navarro) o el Monumento a los Fueros del paseo de Sarasate fueron algunos de los lugares escogidos para estas acciones, pero también elementos relacionados directamente con las obras. Se encadenaron a bidones rellenos de hormigón en carreteras de acceso a la zona de trabajos y también se colgaron de los cables que transportaban material de obra por encima del valle, paralizando las obras momentáneamente. Eran los mismos cables que posteriormente cortarían. También consiguieron paralizar una asamblea de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), la responsable directa de las obras, en su sede de Zaragoza, o deslucir el acto para celebrar el llenado del pantano que tuvo lugar en Baluarte, para enfado de Miguel Sanz.

Estas acciones para intentar parar las obras, se reptitieron en 2003, cuando se procedió a la destrucción física, con excavadoras, de los pueblos de Artozki e Itoitz para que se pudiera llenar el pantano. Hubo personas que se encadenaron a las viviendas que iban a ser derribadas y que tuvieron que ser sacadas una a una por las fuerzas policiales.

Los integrantes de Solidari@s con Itoitz se entregan voluntaria y pacíficamente tras cortar los cables.
Fotografía: Oskar Montero | EGIN

La actuación de Solidari@s con Itoitz se tuvo que enfrentar a altas dosis de represión. Las cargas policiales se sucedían contra quienes realizaban acciones o les mostraban apoyo. Los ocho autores del corte de los cables tuvieron penas de cárcel tras un juicio en el que se sucedieron las acusaciones por parte del Gobierno navarro (que llegó a pedir 19 años de cárcel), el español, las empresas que conformaban la UTE que desarrollaba las obras, la llamada Plataforma del Agua (integrada por partidos políticos, organizaciones empresariales y sindicatos y presidida por el líder de UGT en Nafarroa, Miguel Ángel Ancízar). Además de la Fiscalía. El pequeño detalle de que se trataba de una acción que debía ser calificada de «daños» y que la pena correspondiente era de dos años, lo que no implicaba el ingreso en prisión de los autores por no tener antecedentes penales, se «salvó» calificando de «secuestro» la leve retención a un guardia jurado mientras se procedía a cortar los cables. Fueron condenados a cuatro años y diez meses de prisión.

Para denunciar el juicio y para dar a conocer la situación de Itoitz en todo el mundo, Solidari@s se embarcó en una gira por Europa en la que hicieron lo que sabían hacer: colgarse de monumentos referenciales. La Noria del Milenio de Londres o la Cúpula de San Pedro del Vaticano fueron algunos de ellos. También llegaron a colarse en la presentación del Foro Mundial del Agua, en La Haya. Finalmente, estuvieron en la cárcel de Iruñea, en la vieja. Al salir, volvieron a recibir el apoyo social. Uno de los ocho autores del corte de los cables, Iñaki García Koch, falleció poco después.