Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión
El regreso del trovador cubano

Pablo Milanés: «Creo que nos hacen falta días de luz»

Dos años después de acudir al auditorio Baluarte de Iruñea con su gira «Esencia», Pablo Milanés retornará el próximo 18 de abril al mismo escenario con su nueva gira, «Días de luz». El cantautor cubano esboza para 7K los detalles de una mecánica cotidiana marcada por la pandemia, la inminente publicación de un nuevo trabajo discográfico y sus anhelos en torno a su reencuentro con el público, un momento definitivo que siempre le inspira un mismo y único pensamiento: «voy a hacerlo bien».

Fotografía: Javier Salas
Fotografía: Javier Salas

El 31 de diciembre del pasado año, Pablo Milanés estrenó a través de las redes sociales “Esperando el milagro”, un tema que rompía un silencio discográfico que únicamente había sido alterado por sus diferentes colaboraciones para otros artistas y su participación en muy diversos discos colectivos.

En palabras del propio Milanés, en “Esperando el milagro” «he hecho lo que sé, una canción, y he querido aproximarla a la religiosidad, pues todo el mundo, en el afán de salvarse, en el miedo que existe alrededor de todo lo que está pasando, de la tragedia que está viviendo el planeta… más bien reza que piensa».

Por este motivo, como explica el trovador cubano, «he querido hacer esta canción como si fuera una oración al modo del Padre Nuestro católico, como si fuera una misa divulgada por un Papa, por un sacerdote, por un babalao, por cualquier guía de cualquier religión… Creo que el milagro se puede traducir de distintas formas y el milagro, en este caso, se traduce en la forma que pueden trabajar los pueblos, los países, los gobernantes para hacer que todo funcione mejor, que la sanidad funcione mejor, que la ciencia funcione mejor, todo eso puede resultar en un milagro para la humanidad».

Esta nueva canción llegará acompañada de un repertorio compuesto por otras como “Vestida de mar”, dedicada a La Habana, y “Día de luz”, y todas ellas dotarán de forma a un disco que el sello Universal Music publicará a lo largo de este año junto a toda la discografía digitalizada de Milanés.

Este proyecto también viene acompañado por la nueva gira de conciertos “Días de Luz”, que recalará en Baluarte de Iruñea –salvo imprevistos de última hora en tiempos de pandemia– el próximo domingo 18 de abril, dos años después de su anterior visita a Baluarte con su gira “Esencia”.

En una entrevista, mediatizada por dos cuestiones que nunca deben salir a relucir –sus opiniones políticas y sus desencuentros con Silvio Rodríguez–, Pablo Milanés recibe a 7K en una etapa vital y profesional en la que impera el gobierno de la reflexión.

78 años después de su nacimiento en la localidad de Bayamo y de figurar –junto con Silvio Rodríguez y Noel Nicola– como uno de los pioneros de la Nueva Trova cubana, Milanés reconoce que en esta etapa sus encuentros con aquel niño de Bayamo se producen «todo el tiempo. Como tengo dos hijos pequeños, de 12 años, estoy cercano siempre a mi infancia, contándoles historias, anécdotas. Hace varios días les recordaba un cuento de cómo iba yo solo en tren, de Bayamo a La Julia, con solo 6 años».

Siempre asociado a un tempo musical que desconoce el término ‘prisa’, afirma que en estos tiempos musicales de verso apresurado y estandarizado lo que hace falta es «más lecturas».

Poseedor de un repertorio plagado de clásicos como “El breve espacio”, “El tiempo pasa”, “¡Cuánto gané, cuánto perdí!”, “De qué callada manera”, “Yo pisaré las calles nuevamente”, “Pobre del cantor”, “Canción por la unidad latinoamericana”, “Proposiciones”, “La felicidad”, “Yolanda” y “Yo no te pido”, en sus reflexiones en torno a lo que suponen canciones de este calibre, antepone el peso emocional a la mecánica de ser añadidas una y otra vez en su repertorio. Ejemplo de ello es “Yolanda”, la cual nunca dejaría olvidada porque «no la compuse para ponerle fin. Tal y como escribí, este tema será ya una canción eterna».

Por otro lado, y retomando lo que Van Morrison expresó recientemente en torno al malestar que le producía ser autor de más de 500 composiciones y que la audiencia tan solo se fije en diez, el cubano comparte las mismas apreciaciones que el irlandés cuando sentencia que «a veces me da tristeza que muchos temas, para mí importantes musicalmente, sean desconocidos. Pero no creo que eso sea responsabilidad de la gente: primero existe una magia que hace que unos temas se prendan más que otros y, por otro lado, una vez que sucede eso, los medios de comunicación son los que más reproducen y que los otros temas sean escuchados, ya resulta muy difícil».

Una nueva etapa. Preguntado sobre si estos días de pandemia son apropiados para la composición o la reflexión en silencio, señala que «han sido adecuados para la introspección. Yo por lo menos he estado disfrutando de mi familia, en un ambiente tranquilo, pero entiendo que para muchos no haya sido así. Y sí me han servido para componer, en eso estoy». A la hora de definir lo que supone arrancar la ruta de “Días de Luz”, añade que «es una nueva etapa, que quise nombrar así para tratar de abrir simbólicamente un nuevo tiempo más esperanzador, creo que nos hacen falta días de luz. En cuanto a la gira, ese concepto se traducirá en una puesta en escena muy íntima, solo con un piano y un chelo, como instrumentos, y yo cantando, creando un clima reflexivo y emocional a la vez. Espero que el público los disfrute».

La fusión siempre ha estado presente en su repertorio y, en estos tiempos de confusión sonora, sigue siendo para él «una apuesta viable, siempre y cuando la fusión no vaya a resultar una confusión».

Otra fuente inspiradora de su imaginario musical es el jazz, para Milanés «una de mis grandes influencias junto con la música barroca. Para mí el jazz es el género universal, porque da motivo a la inspiración, a la improvisación y a todo el sentimiento que brota del que lo toca».

Acostumbrado a convivir con sus enfermedades, el artista no tiene reparo alguno en pronunciarse sobre ellas. Viejas e incómodas compañeras de su ruta recuerda que «mis amigos más cercanos siempre me dicen que tengo una mala salud de hierro, desde hace décadas. A los 35 años empezaron mis problemas degenerativos en las caderas, que me obligaron a tener más de 22 operaciones, y luego vinieron otros, por lo que he aprendido a vivir entre la calle y los hospitales. Desde luego, creo que es algo que ha determinado mi vida y mi personalidad, pero también me ha servido para sobrellevar la vida mejor».

Cuando nos describe su mecánica cotidiana, nos descubre que «en estos tiempos, es muy casera. Siempre procuro escuchar noticias a diario; a veces tengo trabajos de colaboración pendientes y me centro en eso; pero como le digo, al estar tanto en casa participo mucho en la cocina, por ejemplo, siempre me ha encantado cocinar y, modestia aparte, no lo hago mal».

También deja un espacio libre para la composición, un trabajo que nos inspira la duda en saber qué asoma antes, el verso o el conjunto de compases. Una duda que el músico aclara cuando dice que «indistintamente, a veces ocurre primero la música y luego la letra o viceversa. Y algunas veces, me siento a trabajar y aplico la técnica, aunque las musas no bajen».

Una novela negra a mano. Otro factor que nunca falta en la vida de Pablo Milanés cuando la guitarra aguarda en un rincón es su gran pasión por la lectura, la cual se traduce, sobre todo, en su afición por la novela negra. «Me apasiona ese género –señala– y lo he disfrutado más en la última década. De joven leí a los clásicos, Agatha Christie, Dashiell Hammet y Raymond Chandler, y últimamente he leído toda la obra de Benjamín Black (J. Banville); me encantó la serie del detective Charlie Parker de John Connolly; también he leído a Michael Connelly; a los cubanos Lorenzo Lunar y Leonardo Padura; al mexicano Elmer Mendoza, al francés Pierre Lemaitre, etc. En fin, muchos, y me encantó la novela ‘Ya nadie llora por mí’ de Sergio Ramírez, que a lo largo de su carrera también ha tocado el género negro».

Para acompañar la lectura o poner banda sonora a su rutina, reconoce que cuenta con una variada selección de música ajena y, a la hora de decantarse por el formato vinilo o CD, añade que «realmente ahora ya escucho casi siempre la música en formato digital. El acceso es más rápido porque puedes hacerlo desde cualquier lugar y basta con un teléfono y unos auriculares. Pero desde luego, sigue siendo mágico escuchar música con mis amigos, mi familia alrededor de un vinilo o incluso un reproductor de CD, que ya se va convirtiendo, poco a poco, en objeto museístico».

Finalmente, y en torno a los proyectos en los que se encuentra actualmente involucrado, nos descubre que «estoy a vueltas con una selección de canciones (algunas recién compuestas y otras antiguas), para realizar un disco solo a guitarra, en el que estará incluida mi composición más reciente ‘Esperando el milagro’ y también espero que salga a la luz para el mundo un disco que solo publiqué en Cuba de Standars de Jazz americano, cantados en inglés».