Gurutze Anduaga
IRUDITAN

¿Habitar la Luna?

(Gary Hershorn Getty)

Quiero pensar que habitar la Luna es una idea descabellada, sin sentido, y que no podría ser factible ni en los sueños de los más poderosos. Pero la cuestión es que este mundo, cada vez más frenético, cada vez más hostil y más difícil de habitar, invita, más que nunca, a adentrarse en un letargo que supera los espacios físicos del lugar que habitamos.

Lo cierto es que en estos tiempos en los que el cambio climático es una de las mayores emergencias que ocupan nuestros días, cabe recordar que recae en cada una de las personas que ocupamos un lugar en este planeta la responsabilidad de hacer efectivo un dicho que poco se está oyendo últimamente: dejar nuestro entorno natural igual o mejor de lo que nos lo habían dejado nuestras anteriores generaciones.

Puede sonar a risa, pero la utópica idea de habitar la Luna podría tener bastantes parecidos a la realidad actual en la que vivimos, ya que no sería tan loco imaginar a una enorme fila de seres humanos distribuidos en una cinta mecánica dirección al nuevo planeta, pues el que habita actualmente ya no da más de sí.

Fabulaciones aparte, lo que de momento sí podemos disfrutar es de unas buenas vistas de este satélite de tintes plateados o, si el día a día nos abruma demasiado, establecernos en la luna de Valencia, que allí también se está muy a gusto.