Andar mirando las huellas

Qué formas básicas permanecen? ¿Cuáles se perpetúan de manera insistente y cuáles evolucionan? El arte está profundamente ligado a la vida y a los objetos que utilizamos, en los que lo funcional y lo simbólico se entrelazan. Cada objeto se convierte en un “contenedor de memoria”, portador de historias y recuerdos tanto personales como colectivos. Son contenedores que pueden cambiar de forma, pero cuya esencia permanece. Los objetos vinculados a los rituales de cuidado, como los utensilios de cocina, siguen presentes; por ejemplo, los hornos populares, que son objeto de estudio e inspiración para el artista Gabriel Chaile. Su trabajo toma como referencia los pueblos precoloniales del norte de Argentina, donde el arte siempre estuvo relacionado con los objetos funcionales de la vida cotidiana.
En el marco del centenario de Eduardo Chillida y de una serie de exposiciones centradas en lo escultórico, Tabakalera, en Donostia, acoge la primera gran exposición individual de Gabriel Chaile (1985, San Miguel de Tucumán, Argentina), titulada “Contemplando es como fuimos cambiando”, que podrá visitarse hasta el 2 de febrero de 2025. La muestra reúne una selección de sus últimos 15 años de trabajo y ha sido comisariada por la investigadora Andrei Fernández. Chaile navega entre la antropología, la religión y el arte, desde una perspectiva de resistencia cultural. Al recorrer las salas, se percibe una clara conexión entre lo ancestral y lo contemporáneo, lo local y lo global, con piezas que van desde los elementos más sencillos hasta obras monumentales que requieren la colaboración de varias manos. El punto de partida es una parábola compuesta por un ladrillo, un huevo y una ferralla curvada, iniciando la exposición con una sincera economía de recursos que, progresivamente, crece en el espacio. Entre las obras, destacan la escultura Irene y otra titulada Malinche. Una hace referencia a su madre y hermana, y la otra a la traductora de Hernán Cortés, en una constante intersección entre lo personal y lo político. Formas imaginativas se fusionan con rostros que emergen de ollas de cocina, evocando presencias y ausencias que remiten a la memoria colectiva, la identidad y los orígenes, entretejiendo las historias de sus antepasados. Lo que el artista denomina “ingeniería de la necesidad” y “la genealogía de la forma”, en referencia a lo que diseñamos en respuesta a una carencia y a cómo las formas se adaptan al medio.
En una de las salas, podemos ver la obra de un artista invitado por Chaile, Tomás Bargão Henriques, quien trabaja con restos del lugar en el que se encontraba con sus amigos. Actualmente, Chaile trabaja en su estudio de Lisboa, al que define como un lugar de encuentro y educación, habitado por diversas personas que entran a formar parte de sus procesos de creación. Piezas como la producida por Tabakalera, «¿Por qué has corrido tan lejos?», están compuestas por una enorme estructura metálica cubierta con adobe. Gabriel realiza los dibujos en carbón, y a partir de ellos, otra persona realiza el estudio técnico para crear una malla metálica que soporte la estructura, y luego varias manos cubren la pieza con barro. Invita a reconsiderar las narrativas históricas y culturales que conforman nuestra identidad colectiva.




