Periodista / Kazetaria
LITERATURA

Nadie conoce a nadie

Que esta autora catalana, además de como escritora, haya ejercido las labores de guionista para la televisión, compositora o periodista, revela una absoluta vocación por contar historias, sin detenerse en el formato escogido para articularla. Actitud que despliega con dinamismo y vivacidad en su nueva obra, un conjunto de relatos que, pese a su heterodoxo contenido, incluso en lo relativo a una ubicación que va desde el actual Oriente Medio hasta el mítico lejano Oeste, comparten los suficientes puntos en común como para dotarlos de una identidad representativa.

Bajo el ánimo -pretendido o no pero definitivamente expuesto- de subvertir ciertos arquetipos estilísticos, dicha irreverente pero elogiosa determinación quedará plasmada en los predominantes, que no exclusivos, rasgos adscritos a la novela negra, invertidos, sobre todo, al aupar hasta la ejecución del hecho criminal, y por lo tanto despojándole de una posición de sumisión, a la mujer. Protagonistas encarnadas igualmente por la circunspecta y amoral figura de una francotiradora como por quienes intentan desprenderse de sus jaulas cotidianas, ya sean hechas de cristal de Bohemia o brotadas entre el humo de las fábricas.

Apoyando su discurrir narrativo entre el realismo sucio, aquel capaz de condensar en una escueta pero afilada frase toda la filosofía existencial, y el minimalismo, en cuanto a su capacidad para lograr que el fogonazo de un instante concreto alumbre todo el paisaje circundante, esta colección de cuentos radiografía, sobre todo, aquello que no aparece escrito sobre las páginas pero que habita entre ellas. Una inmersión, expresada hegemónicamente a través de las incontrolables leyes del deseo, de variado clima emocional pero arraigado en un verbo lenguaraz de trepidante -que no atolondrado- ritmo.

Difícilmente podremos encontrar una norma común que anuncie el comportamiento de los individuos, por eso quizás sean tan complicados de descifrar, incluso para aquellos a los que sentimos más cercanos, los pensamientos y las acciones del prójimo. Una inestabilidad e incertidumbre que domina cada una de las motivaciones reunidas en un libro que, como indica su título, recoge y siembra a la perfección esa incógnita respecto a quién es en realidad aquella persona que pasa a nuestro lado a diario. Podría ser una víctima, o su verdugo, o probablemente ninguna de las dos opciones sea la exacta, de lo que no hay duda es que carga con una historia que merece ser contada y leída.