Beñat ZALDUA
BARCELONA
IMPUTACIONES POR EL 9N

Mas asume ante los tribunales toda la responsabilidad política del 9N

Acompañado por más de 400 alcaldes y con el apoyo de las centenares de personas reunidas a las puertas de los juzgados, el president en funciones, Artur Mas, cargó ayer con las responsabilidades políticas derivadas de la consulta del 9N, cuya ejecución, recordó, corrió a cargo de los más de 40.000 voluntarios que hicieron posible la votación.

Era el día de reivindicarse y lo hizo. El president en funciones, Artur Mas, llegó arropado por más de 400 alcaldes y alcaldesas a las puertas de la Audiencia Provincial de Barcelona, donde centenares de personas le esperaban para mostrarle su apoyo. Pocos se movieron durante la hora larga que duró la declaración ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), lo que permitió a Mas darse el pertinente baño de masas a la salida, haciendo a pie un tramo del camino al Palau de la Generalitat, donde compareció ante los medios para declararse «máximo responsable de haber tomado la iniciativa, haber ideado e impulsado el proceso participativo del 9N».

Lo hizo en la Galería Gótica del Palau y lo expresó en catalán, castellano, francés e inglés, como en las grandes ocasiones. No era para menos; estando imputado por poner las urnas, la épica se genera de forma casi espontánea. Desde las filas de la CUP y de Catalunya Sí que es Pot se esforzaron en recordar que los responsables del 9N fueron todos, no únicamente Mas. Pero el imputado es él. Y sabiéndolo, ayer no dudó en sacar pecho: «Soy responsable de haber escuchado a más del 90% de los ayuntamientos de este país y de haber obedecido diversas resoluciones del Parlament, y no entiendo que por escuchar a mucha gente, escuchar a los ayuntamientos y poner las urnas deba estar declarando ante un tribunal de justicia».

«Por una acción como la del 9N se debería comparecer ante un parlamento, nunca ante un tribunal, y menos por la vía penal», añadió Mas, que acudió a los juzgados después de homenajear, junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, al president Lluís Companys, de cuyo fusilamiento se cumplieron ayer 75 años. «Deberán juzgar si actuar como un demócrata equivale a actuar como un delincuente», zanjó de forma solemne Mas, quien explicó que no respondió las preguntas de la Fiscalía al entender que «su actuación ha sido absolutamente desproporcionada».

Los voluntarios del 9N

Pese a asumir la responsabilidad política del 9N, Mas insistió en su declaración en resaltar que la ejecución del proceso participativo corrió a cargo de los más de 40.000 voluntarios. «La Generalitat ayudaba y prestaba apoyo material, pero no daba órdenes ni instrucciones», explicó Mas, quien, de hecho, recordó que el Govern acató la primera prohibición del TC, que anuló el decreto de convocatoria y varios artículos de la Ley de Consultas, tras lo cual, el 14 de octubre, cambió el formato de la consulta. Rememoró que Madrid «se mofó» de la nueva convocatoria y que, para cuando llegó la segunda prohibición del Constitucional, el 4 de noviembre, la ejecución ya estaba en manos de los voluntarios.

En cualquier caso, al margen de la estrategia de defensa judicial, en el apartado de la valoración política, Mas fue muy claro al final de su declaración institucional: «El éxito del 9N y su amplio eco internacional es lo que provocó estas querellas, no es un tema de derecho o de ley, es la rabia por el éxito del 9N». «El éxito de la democracia nunca debería acabar en los tribunales de justicia», subrayó en más de una ocasión.

También hubo tiempo para hablar de la polémica creada alrededor de las concentraciones de apoyo ante los juzgados. Además del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que ayer calificó de «inaceptables» las supuestas «amenazas e intimidaciones ante el TSJC», la Fiscalía General del Estado hizo público un comunicado en el que volvió a criticar los supuestos «nuevos ataques a la independencia judicial». Una también supuesta independencia que, advirtió, preservará a través de «los medios legales a su disposición». La ministra de Fomento, Ana Pastor, se apuntó al carro y equiparó las concentraciones ante los juzgados con el intento de bloqueo del Parlament por parte de los indignados en junio de 2011. «No se lo pueden tomar así, no es presión ni coacción, es una muestra de apoyo y de libre expresión de la ciudadanía, que tiene unas ideas y las quiere expresar», contestó Mas.

Unidad en los momentos clave

La de ayer fue una jornada en la que, de nuevo, todas las fuerzas democráticas a favor del derecho a decidir hicieron piña en defensa de la consulta del 9N. Desde Unió hasta la CUP e ICV. Algo que Mas quiso poner en valor, recordando que «siempre que hemos estado al límite en todo este proceso, ha habido consenso». «Espero que esta máxima no se rompa en los próximos tiempos», añadió, en la única declaración que ayer pudo entenderse en clave de negociación con la CUP para formar un nuevo Govern.

Mas, que ayer se abrió por primera vez a desobedecer una hipotética inhabilitación judicial –«dependerá del momento en el que llegue», señaló–, ignoró completamente las preguntas sobre las negociaciones con la CUP para la investidura. Por la tarde, el diputado electo de Junts pel Sí Lluís Llach dio por hecho que el acuerdo no llegará antes de las elecciones españolas y recetó calma y buenos alimentos: «La gente que tenga paciencia, a ver qué pasa en España y cómo actúa sobre nuestra intimidad colectiva».

 

Del único presidente europeo fusilado por el fascismo, al único acusado por poner las urnas

Las comparaciones son odiosas y resulta más que arriesgado poner cara a cara al president Lluís Companys, detenido por la Gestapo y fusilado por el franquismo hace ayer 75 años, con el president Artur Mas, imputado en un proceso judicial que resulta complicado creer, a día de hoy, que acabará con una sentencia condenatoria. Pero la casualidad, o no, hizo que la declaración de Mas de ayer coincidiese con la fúnebre efeméride. Para más inri, la avenida en la que centenares de personas dieron ayer su apoyo a Mas a las puertas de la Audiencia de Barcelona lleve el nombre de paseo Lluís Companys. Cierta comparación resulta, por lo tanto, prácticamente ineludible. El presidente del Ciemen, David Minoves, lo resumió en una frase: «El único presidente europeo imputado por poner las urnas es citado en el aniversario de la muerte del único presidente europeo fusilado por el fascismo».

Así, la declaración de Mas se solapó con los homenajes al president fusilado el 15 de octubre de 1940 tras un consejo de guerra prefabricado –vigente y legal a día de hoy– de apenas una hora de duración. Descalzo, para morir pisando tierra catalana, Companys fue fusilado en el castillo de Montjuïc, donde centenares de personas se concentraron de madrugada en una marcha con antorchas convocada por ERC, el partido de ejecutado. Su líder actual, Oriol Junqueras, afirmó que «Companys sintetizó el movimiento obrerista, el republicanismo y la radicalidad democrática, siempre con la voluntad de construir una sociedad más justa».

Haciendo valer su oficio de historiador, el líder republicano recordó que, en su última carta, Companys escribió: «Por Catalunya, y lo que representa de paz, justicia y amor». «Nos corresponde a nosotros llenar de contenido estas palabras, tenemos la mejor oportunidad de la historia, sobre nuestras espaldas descansa esta responsabilidad», culminó Junqueras.

Tras las impactantes imágenes de la marcha de antorchas, el desfile en homenaje al president fusilado fue constante durante toda la mañana. Entre los primeros en llegar, se encontraban el propio Mas y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quienes realizaron juntos la consabida ofrenda floral. Les siguieron representantes de todas las fuerzas políticas catalanas, a excepción de PP y Ciutadans. Entre ellos estaba el líder del PSC, Miquel Iceta, que calificó de «desafortunada» la coincidencia de la declaración de Mas con el aniversario del fusilamiento de Companys. Una de las delegaciones más numerosas en los homenajes fue la de Junts pel Sí, cuyo cabeza de lista, Raül Romeva, recordó que el Estado «todavía no ha pedido perdón» por la ejecución de Companys, a quien mataron «por reivindicar derechos y libertades».B.Z.