Iñaki TELLERIA
ESTADIO DA LUZ

El equipo de Guardiola pasa a semifinales aplicando la ley del mínimo esfuerzo

BENFICA 2

BAYERN MÚNICH 2


A medio gas o con el gas de un mechero, que no de una bombona, al Bayern no le hizo falta más combustible para garantizarse el pase a semifinales. Gestionó con comodidad el gol de renta de Múnich ante un Benfica que bastante ha hecho con llegar a estas alturas.

El equipo bávaro, con Javi Martínez y Xabi Alonso de inicio, llevó el control del juego desde el primer instante. Sin excesivos alardes, porque no terminaban de crear ocasiones claras de gol, pero con el balón lejos de Neuer. Se esperaba que el Benfica achuchara algo en el comienzo, pero nada de nada.

El Bayern andaba cómodo en su descarado intento de matar el partido bajando la moral del rival. Tuvo que llegar el gol del mexicano Jiménez –una jugada que pintó la cara de la defensa y el portero visitantes– para que los alemanes se pusieran serios, metieran la sexta marcha, pusieran el empate en el marcador –excelente zapatazo de Vidal– y, de nuevo, la eliminatoria a su favor. Este tipo de reacciones son las que dejan a las claras el nivel de una y otra plantilla. Así concluyó la primera parte.

Pero, como si no hubiera habido descanso ni correcciones de los entrenadores, se reanudó la segunda con el mismo nivel de revoluciones por ambas partes. Sin embargo, la necesidad obligaba a los de Rui Vitoria a estirarse y abrir líneas, lo que facilitó el trabajo al Bayern y sus llegadas. Fueron varias, aunque el 1-2 que dió por concluida la eliminatoria llegó tras el saque de un corner con cabezazo de Javi Martínez y remate del incansable Müller.

El Bayern supo jugar sus cartas en Lisboa con el mínimo desgaste posible –ni siquiera necesitó a Lewandowski–, aunque habrá que ver si es capaz de subir el punto de rendimiento que presumiblemente le exigirán las semifinales.