Natxo MATXIN
OSASUNA

Dibujo y resultado van de la mano

Los rojillos reaccionaron tras el descanso a una floja primera parte, anotando de penalti después de demasiado tiempo sin marcar.

MALLORCA 1

OSASUNA 1


El cambio táctico que decidió Enrique Martín en el descanso posibilitó que Osasuna, al menos, rescatase un punto del Iberostar Estadi, después de una floja primera parte por el empeño del técnico de Campanas de seguir jugando con una línea de cinco atrás. Una vez más, se demostró que la escuadra rojilla se desenvuelve mejor cuando nutre la medular de futbolistas con talento y dispone de la pelota para jugar de cara y generar oportunidades, aunque el acierto siga sin llegar.

Al menos en esta ocasión se marcó –370 minutos desde el último gol, que sirvió de bien poco en el Carlos Belmonte–, aunque tuvo que ser desde el punto de penalti, gracias a un lance fabricado durante el tramo de partido en el que mejor jugaron los navarros. Roberto Torres transformó la pena máxima –amplía así, con su novena diana, la diferencia como máximo anotador del equipo– y abrió la puerta de la esperanza a una posible remontada que finalmente no se materializó.

Si la variación en el dibujo del equipo no sirvió para traerse los tres puntos, sí que reveló que Osasuna debe arriesgar en su planteamiento si quiere verse inmerso en la lucha por el ascenso hasta las últimas jornadas. Seguir insistiendo en la acumulación de jugadores atrás –por mucho que se diga que los laterales son carrileros, lo cierto es que su perfil no es ese– tenía su sentido en el inicio de la temporada, cuando todavía no se sabía qué rendimiento iba a dar la plantilla, heredera de una campaña anterior en la que la salvación llegó sobre la campana, pero no en esta fase, que invita a exponer.

No se defendió bien

A las pruebas hay que remitirse. Los primeros cuarenta y cinco minutos no solo fueron de dominio local, sino también de incertidumbre rojilla. No por acumular piezas en la zaga se defiende mejor y ello quedó patente en las jugadas a balón parado, donde el Mallorca fue netamente superior. De una de ellas, un corner, llegó el 1-0, mediada la primera parte. Los de Martín permitieron hasta dos remates dentro de su área y un control previo antes del tanto, signo inequívoco de que las cosas no estaban funcionando a la hora de destruir.

Pese a comprobar que la batalla en la medular se estaba perdiendo de manera indiscutible, dispuso de ocasiones para igualar, unas más claras que otras. Nino, por el que se apostó como punta de lanza en detrimento de Urko Vera, enganchó una asistencia por la derecha de Berenguer, aunque para mandar el cuero a las nubes en el 25. Las otras dos oportunidades llegarían en estrategia, tras sendas faltas botadas por Roberto Torres.

Un chut flojo con la zurda del mencionado Berenguer apenas dos minutos después y, sobre todo, un balón que atrapó Wellenreuther en la misma línea de gol –no llegó a entrar– tras llegada de Nino en el segundo palo a prolongación con la cabeza de David García fueron los momentos de mayor clarividencia rojilla en un primer tiempo flojo por el lado visitante.

Parecida conclusión debió sacar Martín en el receso para, una vez concluido este, reemplazar a Olavide por Otegi –el chaval fue prisionero del inicial encorsetado esquema–, algo que no se quedó en un mero cambio de cromos, sino en una pequeña revolución de posiciones que comenzó a dar sus frutos casi de inmediato.

Dominio y presencia

Con una especie de 4-1-4-1 –Olavide y Berenguer abiertos a bandas–, Osasuna comenzó a carburar, a tener el balón entre sus botas, a recuperar más arriba y a minimizar a un Mallorca que hasta ese momento parecía que era quien estaba peleando por seguir en la zona noble. Oier se colocó por delante de un Manuel que no lo hizo nada mal ante la complicada tarea de hacer olvidar la ausencia de Mikel Merino, a la misma altura de un Roberto Torres que comenzó a tocarla mucho más, algo que la escuadra encarnada necesita como el comer.

Entre el de Arre y lo participativo que estuvo Olavide por la derecha, la presencia rojilla en las inmediaciones del área bermellona se hizo mucho más asidua. Hasta que llegó el empujón a Nino y el empate desde los once metros. Sin embargo, los de Martín no le dieron continuidad a la dinámica, pese a encontrarse mucho mejor en la sala de máquinas del estadio balear.

Fueron los locales los que apretaron al final, con un Osasuna que acabó encerrado en su área y una doble ocasión en el descuento por parte de Brandao y el omnipresente Ortuño, que hizo temer por la igualada. La enseñanza de lo ocurrido en el Iberostar debe servir a futuro.

A dos puntos de puestos de play-off

Con el empate sumado en Mallorca –cuarta jornada consecutiva que se consigue ese resultado–, Osasuna queda ubicado en la novena posición –la más baja de la temporada–, con 50 puntos, a dos de los puestos de play-off.

Roberto Torres, que tuvo un papel más destacado tras el descanso, admitió que «no nos vamos satisfechos porque, si queremos estar arriba, tenemos que sumar de tres en tres». El centrocampista de Arre aseguró que, una vez conseguido el objetivo de la permanencia al alcanzar el medio centenar de puntos, el equipo «se va a dejar el alma en el campo para conseguir el ascenso, un premio para club y afición».

El futbolista rojillo reconoció, en todo caso, que la tarea no será nada fácil si la escuadra navarra continúa con tan escaso rendimiento de cara al marco contrario. «Nos está costando meter goles y los estamos echando de menos, hacemos merecimientos para ganar», dijo.N.M.