Jon ORMAZABAL
ILUNBE

Gipuzkoa Basket ha dejado de nadar contra la corriente

Grimau, con 17 puntos al descanso, aguantó a los guipuzcoanos durante laprimera mitad, pero Unicaja los condenó a ser colistas irremediablemente

GIPUZKOA BASKET 60

UNICAJA 86


A Gipuzkoa Basket, los apenas 1000 espectadores que, según datos oficiales, acudieron a Ilunbe y a todo el entorno, no les ha quedado otra que convencerse de que hay veces en las que es imposible nadar contra la corriente. Jordi Grimau, con una exhibición ofensiva, fue el último en dejarse llevar, pero sus 26 puntos tampoco fueron suficientes para dejar ese halo de esperanza que parecía suponer la remotísima posibilidad de evitar el farolilllo rojo.

El fracaso, individual y como equipo y como club, ya es incontestable y los minutos que jugadores de la casa como Gaizka Maiza, Mikel Motos o Xabi Oroz tuvieron ante la plaga de lesiones fueron los únicos rayos de esperanza de cara a una urgente e inevitable reconversión.

El partido de ayer puede servir como un especie de resumen de lo vivido en esta temporada, con un arranque esperanzador y ciertas dosis de orgullo e intensidad que se fueron diluyendo a medida de que Unicaja fue capturando rebotes en ataque. Con muchos cambios en su roster, no estuvieron acertados en el tiro los de Plaza, todo lo contrario de un Grimau que se empeñó en aguantar al equipo (18-17 al término del primer cuarto) en ausencia del resto de referencias del GBC.

El escolta catalán volvió a ser el clavo ardiendo de los de Porfi Fisac, mientras que Unicaja recuperó a Jamar Smith, de baja desde febrero, para su amplia rotación. A pesar de la insistencia de Grimau, 17 puntos al descanso, un parcial de 2-11 para los andaluces era el preludio de que la evidencia volvería a ser terca en Ilunbe. El marcador al descanso (38-42) parecía ofrecer alguna esperanza, pero había otros parámetros como el rebote 9/18 para los andaluces, –con 10 ofensivos– que no presagiaban nada bueno.

Se hunde en la reanudación

Kuzminskas se encargó de confirmarlo con un gran tercer cuarto en el que enseguida se hicieron realidad esos malos augurios. Nedovic, con dos tiros libres, estableció esa renta sicológica de los diez puntos (41-51) y a Gipuzkoa Basket se le acabaron las ganas de pelear, con 51-68 para entrar al último cuarto.

Con el partido completamente decidido, los dos entrenadores aprovecharon los minutos de la basura para dar tiempo a los menos habituales y Grimau para superar su anotación personal de la temporada. Obligados a replantearse nuevos retos más accesibles, tampoco sirvió un final de partido jugado bajo bandera blanca para que Gaizka Maiza o Xabi Oroz pudieran engordar sus números en un pabellón que se despidió en un doloroso silencio.