La estrategia de la defensa funcionó a la perfección. Durante el juicio, los dos mossos acusados de lanzar el proyectil que reventó el ojo de Ester Quintana en la huelga general del 14 de setiembre de 2012 lanzaron balones fuera y cargaron la responsabilidad sobre otros agentes no procesados. Los mossos implicados mantuvieron el pacto de silencio sellado y, finalmente, los magistrados cerraron ayer el círculo de la impunidad absolviendo a los dos acusados. En la sentencia no se pone en duda, en ningún momento, la responsabilidad de los Mossos, pero ante la imposibilidad de determinar qué agente disparó, optaron por la absolución.

«Los agentes que llevaban las escopetas o las lanzadoras sabían que estaban incumpliendo los protocolos», dice la sentencia, que recuerda que dichas directrices «tienen por objetivo evitar hechos tan lamentables como el presente, que ha provocado en Ester Quintana unas lesiones y secuelas que, sin duda, le seguirán afectando de forma permanente al largo de su vida». Y pese a ello, la absolución. Algo que la propia Quintana denunció ayer, criticando a los magistrados pero, sobre todo, al Departamento de Interior: «Ellos tenían las herramientas para hacer una investigación exhaustiva y no la han hecho».

Su abogada, Laia Serra, también censuró la sentencia, asegurando que «la confusión entre agentes deberá tener responsabilidades, si no penales, al menos sí políticas». «Es obvio que no se ha dicho toda la verdad y se deben depurar responsabilidades. El círculo de impunidad no debe seguir en este país. Toda Catalunya sabe cuál es la verdad», añadió Serra, quien ayer indicó que a partir de ahora estudiarán la mejor manera de recurrir el fallo.

Dudas sobre el proyectil

La sentencia señala que «lo más probable» es que la lesión fuese «consecuencia de un impacto recibido en el ojo por una pelota de goma». Así lo defendieron durante el juicio tanto la acusación como la Fiscalía («¿Cómo se puede negar que Quintana la hirió una pelota de goma?», clamó la fiscal en el juicio). Pero los magistrados alegan la obligación de «realizar un juicio de certeza y no de probabilidad» para decir que «no ha quedado acreditado que las lesiones fuesen causadas, necesariamente, por una pelota de goma».

«Nos resulta imposible determinar si el proyectil que impactó en Ester Quintana fue una pelota de goma o un proyectil de 40 mm de foam», dice la sentencia, en referencia a los nuevos proyectiles, teóricamente menos lesivos, utilizados también por la Ertzaintza.