Josu MONTERO
Escritor y crítico literario

Indestructible

En enero de 1939 y junto a un ingente número de fugitivos, una niña de siete años camina con su madre hasta la frontera francesa. Recuerda los empujones de los gendarmes: «Allez, allez». Cerca de 300.000 exiliados fueron recluidos en infernales campos de refugiados en los extensos arenales de la costa. Casi 14.000 murieron en las primeras semanas. Junto a los campos de Saint Cyprien o Argéles esa niña y su madre observan cientos de pequeñas cruces: «Nos pusimos a llorar y a gemir, y ahí hicimos bajo el cielo gris, desmayadas más que sentadas por el dolor sobre nuestras maletas, de plañideras solitarias tan desconocidas para esos muertos como lo eran ellos para nosotros, pero sabíamos que la desgracia común nos había hecho miembros de una inmensa familia». La niña fue luego la dramaturga y poeta Teresa Gracia, que en “Las Republicanas” hablo de la inmensa tragedia de aquellos campos, y de todos los campos de concentración de la historia. «El exilio consistió en recorrer las fronteras de mi idioma para devolverle la vida que le faltaba. Logré vivir en el mismo centro de mi patria (mi lengua). Tuve que limitarme a la lengua que no varía, la de la poesía, cuya virtud consiste en deshacer todas las frases hechas para que el lenguaje de mis personajes pareciese indestructible y único. En la poesía toda palabra ha de ser justificada y mantiene viva su relación con la verdad y la belleza so pena de servir solo a la insubstancial fantasía. En la poesía dramática además cada palabra parece llevar una especie de valentía interna para transmutarse en hecho vivo».