Raimundo Fitero
DE REOJO

Por edad

Advertencia ineficaz: no tengo claro de qué quiero escribir. Como casi siempre. No podía imaginarme que existiera tanto amor por la Pérfida Albión. Los análisis del día después del Brexit han sido informativamente un aluvión de datos contradictorios que acaban convirtiéndose en emoticones o mensajes electorales subliminales. Creo que a falta de conceptos políticos estamos atravesando un simulacro de democracia que se reduce a lo emocional. Sin discurso, es el eslogan lo que cuenta. Se buscan clientes, consumidores, no ciudadanos que voten comprometidamente. Lo que sacamos en claro es que votar es un arma cargada de futuro. No es una cuestión baladí, en cada papeleta metida en la urna va una declaración de amor, una actitud, una visión de tu tierra, de tus ilusiones y de la vida. Un acto individual que se vuelve colectivo. En La Sexta, en el noticiario de las tarde de ayer sábado, con muchos minutos en Inglaterra, con declaraciones múltiples, nos muestran un gráfico que se apoya con una narración explicativa y que nos coloca ante una reflexión mayor. Lo que se quiere decir es que los votantes de más edad, que parece han sido los que han decantado el sí a la salida, condicionan la vida de los más jóvenes.  

La edad como coartada, como explicación o reproche. Porque en la parte narrativa se decía: «Los que van a vivir como mucho veinte años más, condicionan la vida de aquellos que les queda sesenta años». Una barbaridad bastante discriminatoria. No se han puesto a pensar que a lo mejor los mayores han pensado más el voto y están más hartos de esta Europa donde gobiernan unos funcionarios soberbios y sobrevalorados porque los políticos que los deberían gobernar son una suerte de decorado inoperante. Todos los votos valen lo mismo. Venga, que mañana puede ser un gran día.