El secretario general del PS, Jean-Christophe Cambadélis, propondrá a la dirección del partido «atrasar o suspender» la universidad de verano prevista para el mes de agosto en Nantes. El motivo: el riesgo de una contestación social desbordada que pudiera derivar en fuertes enfrentamientos.

Tras descartar la tradicional sede de La Rochelle (Charente-Maritime) y sus terrazas, el PS había apostado por Nantes como marco para poner en escena la Belle Aliance Populaire, una pantalla de pequeños partidos ecologistas y personalidades de izquierda progubernamentales que debía servir de trampolín de cara a las primarias para volver a presentar a Hollande.

Pero con la elección de Nantes, históricamente una ciudad muy movilizada, próxima a Notre-Dame-des-Landes, donde pretenden construir el controvertido aeropuerto y con unos activistas del ZAD contrarios al proyecto que, junto con unos sindicatos en pie de guerra contra la Ley del Trabajo, anuncian llevar a las puertas de la universidad las protestas, el tiro les ha salido por la culata.

Partido búnker

Cambadélis denunció la gravedad del uso de la violencia contra sus militantes y sus sedes y apuntó a «un movimiento de ultraizquierda antidemocrático que tiene como objetivo tumbar al PS».

Este anuncio de suspensión, sin precedentes en la historia, simboliza el clima social existente, la ruptura entre el gobierno y unos gobernados muy indignados, una deriva del PS que, casi totalmente cortado de los sectores populares de la izquierda y en los niveles más bajos en los sondeos, va camino de convertirse en un «partido búnker» con protección policial.