Iñaki IRIONDO
gasteiz

Los diez votos «en B» a la Mesa entorpecen las aspiraciones de Rajoy

Los diez votos «en B» que en la constitución de la Mesa del Congreso sirvieron de colchón al pacto entre PP y Ciudadanos se han vuelto como un bumerán contra Mariano Rajoy. CDC y PNV se han radicalizado contra su investidura, mientras Albert Rivera encarece su posición.

Los diez votos secretos que el pasado martes sirvieron de colchón para la elección de las vicepresidencias de PP y Ciudadanos en la Mesa del Congreso, se interpretaron inicialmente como la muestra de que Mariano Rajoy había roto el cordón sanitario que se había establecido a su alrededor, logrando complicidades de CDC y PNV. Pero lo que parecía un avance del inquilino de la Moncloa, se ha convertido ahora en una rémora.

Por un lado, CDC y PNV, empeñados en demostrar que no tienen pactos secretos con el PP, han reforzado sus mensajes de que votarán en contra de la investidura de Mariano Rajoy en las dos votaciones.

A su vez, mientras el PP intenta con sus negociaciones lograr el voto favorable de Ciudadanos a su investidura, la formación de Albert Rivera ha encontrado un asidero para endurecer su posición. Asegura que si Mariano Rajoy se va a apoyar en partidos que «quieren romper España», podrían variar su decisión de abstenerse en la segunda votación y votar también en contra. Se sabe que ambas partes están ya hablando incluso del techo de gasto y de los presupuestos, por lo que no parece que ese matrimonio de interés vaya a romperse, pero le sirve al partido naranja para encarecer su apoyo.

La Moncloa dio ayer a conocer que Mariano Rajoy se había reunido con el presidente de UPN, Javier Esparza, a quien –según las agencias– le garantizó, ante su inquietud por la posibilidad de que los partidos nacionalistas tengan peso en el futuro del país, que la unidad de España siempre será prioritaria para el PP. Un mensaje público que no era para UPN, cuyos votos tiene asegurados, sino para Ciudadanos y los sectores preocupados de la derecha española.

179 votos, mayoría absoluta

La estrategia del PP pasa por buscar el apoyo de Ciudadanos y tratar luego de forzar una decantación del PSOE entre dejar gobernar a Rajoy o ser el culpable de forzar unas terceras elecciones indeseadas. Pero Pedro Sánchez parece haber aprendido las enseñanzas del inquilino de La Moncloa y ha optado por el silencio y el dejar que pase el tiempo.

Entre tanto, la controversia sobre los diez votos ocultos han llevado al PSOE ha poner sobre la mesa que si el PP quiere, su candidato puede ser investido incluso en primera votación. Los 179 votos que sumaron los vicepresidentes de PP y Ciudadanos dan esa necesaria mayoría absoluta.

El objetivo es quitarse la presión de encima. La presidenta andaluza, Susana Díaz, insistió ayer en dos aspectos. Por un lado, que Rajoy «esta vez tiene que trabajar». Y, por otro, que el lugar del PSOE «está en la oposición», por lo que renuencia a intentar gobernar si el PP fracasa.

Contactos «intensos»

Y, como pedía Susana Díaz, desde La Moncloa esta vez están empeñados en hacer ver que Mariano Rajoy se está tomando en serio su investidura. Tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró que su jefe está manteniendo «intensos» y «constantes» contactos de manera «discreta» para poder repetir en el cargo. Afirmó que se ha dirigido a los partidos «constitucionalistas» y que quiere lograr unos mínimos como aprobar el Presupuesto, con la justificación pública de poder subir las pensiones y el salario de funcionarios, y mantener la senda de consolidación fiscal que marca Bruselas.

Pero, por otro lado, desde los altavoces del aparato de Rajoy se mantiene también la presión de hacer ver que si no llega a su cita en la Zarzuela del próximo jueves con garantías de poder ser investido, podría no aceptar el encargo y provocar de alguna manera una pausa o la convocatoria de otras elecciones.

El papel de Felipe VI

Felipe VI ha convocado a los partidos entre el martes y el jueves. Ayer, Albert Rivera declaraba que iba a pedir al Rey que convenciera al PSOE de que se abstenga, en lo que abundaron otros dirigentes de Ciudadanos.

Inmediatamente llegaron las respuestas del PSOE, exigiendo a Ciudadanos que respete la «neutralidad» del monarca. También el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, le recordó a Rivera que la Constitución prohíbe que el Rey «borbonee».