Beñat ZALDUA
TXUPINAZO Y CAñONAZO

LA FLAMENKA, CAPITAL EUROPEA DE LA ACOGIDA DURANTE LA SEMANA GRANDE

EN LA PLAYA O EN MANIFESTACIÓN, EN LA FLAMENCA O EN ALDERDI EDER, MILES DE DONOSTIARRAS DIERON AYER EL CAñONAZO DE SALIDA A LA SEMANA GRANDE, QUE LLENARÁ DE ACTIVIDADES LA CAPITAL GUIPUZCOANA HASTA EL 21 DE AGOSTO CON MODELOS DE FIESTA TAN DISPARES COMO EL DE LOS PIRATAS, CON LOS REFUGIADOS COMO PROTAGONISTAS, O EL OFICIAL, INAUGURADO POR LOS ACTORES DE “ALLÍ ABAJO”.

Miles de donostiarras, cada uno a su manera (la mayoría en la playa) dieron inicio ayer a una Semana Grande que durará hasta el próximo 21 de agosto. Los piratas de la Flamenka fueron los primeros en inaugurar, a media tarde, las fiestas de Donostia, con un txupinazo que corrió a cargo de Hassanna Alia y Kateryna Kirsanova, dos personas que tras huir del Sahara ocupado y de Ucrania han encontrado refugio en Euskal Herria. Rodeados de pancartas con lemas tan claros como positivos («Edozer dugu posible», «Gora ligoteo sanoa», «Zaindu maite duzun hori», etc.), ambos fueron los encargados de leer en el recinto de la Flamenka el pregón titulado «Contra el odio».

«Aquí estamos, huimos del cataclismo, tratamos de escapar del hambre, de la violencia, del machismo, de la imposición, del fanatismo», arrancaron, antes de seguir con la denuncia: «Tras los muros encontramos malas caras, dedos acusatorios, zancadillas y mentiras que ponían en nuestra espalda dianas para lanzar sus dardos de xenofobia». Y pese a ello, un grito contra la resignación: «También encontramos gente buena que sana parte de nuestras heridas, que nos reconoce como personas con derechos, que nos cubre con una manta o con palabras amables».

«No nos suelten la mano, también podemos ayudarles, y recordarles que el futuro puede ser mejor si lo trabajamos desde el presente. Gora Kai Herrikoiak!», concluyó Alia, antes de que varios cohetes diesen por inaugurada la Semana Grande.

La de los piratas no fue la única reivindicación de la jornada. Ni mucho menos. A falta de un ambiente festivo digno de la etérea capitalidad europea de la cultura, Donostia se convirtió ayer a la tarde en capital europea de la manifestación. En muy diverso tamaño, ruido y alegría, Sortu y su disidencia, los antitaurinos y las feministas, como mínimo, desfilaron por las calles de la capital guipuzcoana. Solo faltaron los supervivientes de la séptima escisión del Frente Popular de Judea y los representantes más aguerridos de la asociación de consumidores de helados, denunciando el insufrible calor. Aun hay quien se atreve a llamar a eso buen tiempo.

Cañonazo televisivo

Tampoco ligó demasiado con la capitalidad cultural el cañonazo con el que el Ayuntamiento inauguró la Semana Grande a las 19.00 en punto. Como siempre, el astillero mayor Luis Mocoroa prendió la mecha, después de escucharse las notas del “Artillero dale fuego”, este año interpretado por los actores de la serie televisiva “Allí abajo”, afortunadamente acompañados por el coro de Gero Axular. La escuela de baile Eureka se encargó de poner la nota folclórica con trajes tradicionales vascos y andaluces. Lo único parecido a un traje festivo, porque de los 25.000 pañuelos repartidos por el Ayuntamiento, ni rastro, más allá de los propios representantes municipales.

La Flamenka, Alderdi Eder y el Boulevard concentraron la mayor proporción de densidad humana, llegando al umbral de lo tolerable cerca del Ayuntamiento, donde en el momento del cañonazo, a ojo de buen cubero, se agolparon 2,5 turistas y 1,2 autóctonos por metro cuadrado.

Lanzado el txupinazo y prendida la mecha del cañonazo, quedó inaugurada una Semana Grande en la que caben muchos más días que siete. Desde el intensivo y participativo programa de los piratas al inabarcable programa oficial, en el que lo mismo se encuentra un concierto de la Quincena Musical que una jornada de recogida de residuos de la playa. También una marcha de nordic walking, un photocall de gigantes y una exposición de Makilas. Ya saben, lo que no mata engorda.

Y con todo, también con el tópico, los fuegos artificales vuelven a ser uno de los platos fuertes del civilizado programa oficial. Se lanzan cada noche a las 22.45 desde un recinto mínimamente vallado delante del Ayuntamiento, algo que no deja de sorprender a un aldeano en cuya casa los fuegos están protegidos por una ciudadela.