El documentalista italiano Gianfranco Rosi, que ya había triunfado en la Mostra de Venecia con su anterior “Sacro Gra” (2013), se llevó el Oso de Oro en la Berlinale con “Fuocoammare”. En un festival en el que se valora mucho el cine relacionado con la actualidad social o política, no podía irse de vacío una docuficción que se hace eco del acuciante problema de la inmigración que llega desde las costas del Norte de África al Sur de Italia. Se le criticó que escogiera el punto de vista de un niño nativo de la isla de Lampedusa y no el de los supervivientes de un éxodo que en las dos últimas décadas se ha cobrado en esas aguas más de 20.000 víctimas.