Raimundo Fitero
DE REOJO

El poeta

Es una magnífica noticia que alguien gane un concurso televisivo, nada menos que con un premio acumulado de más de un millón ochocientos mil euros, y se le conozca como “El poeta”. Su nombre es David Leo, se comió el rosco entero de “Pasapalabra” y lo acabó con una contestación inquietante, desmadejada: “ranzón” que al escucharla parece un error, pero no, existe, no es de uso común, que significa “dinero para rescate” según el diccionario de la RAE.

Tiene veintisiete años, es poeta y profesor de español en un posgrado para extranjeros en Málaga. Estuvo nada menos que ciento nueve programas seguidos concursando, quedándose a una respuesta de conseguir el premio en trece ocasiones. Un magnífico concursante que se había estado preparando durante dos años visionando programas, a tenor de una docena por día. Un entrenamiento que le proporcionó bagaje, acumulación de respuestas, un material que se debe administrar con otros recursos más difíciles de entrenar como es la memoria inmediata, la selección de respuestas, el tiempo, la estrategia.

Este concurso está en Telecinco desde siempre, es quizás uno de los oasis de este canal en donde la inteligencia prima por encima de la estulticia, es un sistema sencillo, pero entretenido, entre otras razones porque se puede jugar en casa, solo o con otros, contestando o aprendiendo. Lo importante es que David Leo ha reivindicado la figura del poeta como manera de ser famoso televisivo, de estar en la sociedad, de vivir para la escritura y de sus conocimientos. Con el dinero quiere abrir una librería. Estamos ante un fenómeno, un héroe de las letras. Un tipo capaz de aprovecharse  de la tele para escribir poemas. Aplaudamos su actitud y su capacidad de competición, toda una lección que nos deja constancia del valor de las Humanidades.