GARA
SEÚL

Los incendios de los Galaxy Note 7 frenan la producción de Samsung

Los persistentes y peligrosos casos de combustión del teléfono Galaxy Note 7 han obligado a Samsung Electronics a pedir que, por seguridad, no sean encendidos y anunciar que dejará de fabricarlo. La compañía ha tomado esta decisión después de que se hayan registrado varios incendios en aparatos que habían sido distribuidos en Corea del Sur, Taiwán y Estados Unidos para sustituir a los primeros teléfonos defectuosos del mismo modelo.

«Samsung ha finalizado su producción del Galaxy Note 7. Se entiende que de manera definitiva», explicó ayer a Efe un portavoz del mayor fabricante mundial de smartphones. La decisión llegó horas después de que anunciara que congelaba las ventas de estos teléfonos y pidiera no usarlos a raíz de que en la última semana se hayan conocido varios casos en los que los terminales que la empresa entregó como reemplazo de los primeros aparatos defectuosos también se habían incendiado.

Ese anuncio de por sí causó que la empresa se hundiera en la Bolsa de Seúl, donde sus acciones cayeron un 8,04% –su mayor desplome en ocho años– ante los temores a que este episodio dañe severamente su salud financiera. La gravedad del caso hace complicado prever el verdadero alcance que acabará teniendo este problema en la imagen de marca y en los balances de la empresa.

Por la cancelación definitiva de la producción se calcula que podría dejar de vender en torno a 20 millones de teléfonos (cantidad prevista inicialmente), lo que le supondría dejar de ingresar hasta 15.300 millones de euros. Y queda por ver cómo afectará al resto de sus productos la mala fama que ya está indisolublemente ligada a este modelo.

Apagar los terminales

«Aquellos consumidores que tengan o bien un Galaxy Note 7 original o bien un dispositivo de reemplazo deberían apagarlos y dejar de utilizar los terminales», explicó el gigante tecnológico coreano en un escueto texto publicado ayer.

La crisis se inició apenas unos días después de que Samsung comenzara a vender, el 19 de agosto, este “phablet” o “tabléfono”, llamado a ser uno de sus productos de bandera y a hacer frente al iPhone 7 de Apple.

La compañía comenzó a recibir desde distintos puntos del planeta un volumen creciente de informes de móviles que se incendiaban durante el proceso de carga, hasta que el 2 de setiembre, cuando el número de casos ya superaba la treintena, decidió anunciar una retirada sin precedentes del producto. Al mismo tiempo, apostó por ofrecer a los consumidores el reemplazo de las cerca de 2,5 millones unidades que habían sido vendidas en todo el mundo por nuevos teléfonos del mismo modelo que, aseguraba, no sufrirían esos problemas con sus baterías de iones de litio.

Pero al menos ocho de estos aparatos se han incendiado; algunos cuando ni siquiera estaban conectados a la red eléctrica según medios locales.