Iñaki VIGOR
Periodista

LA EXPOSICIÓN SOBRE AMAIUR, UNA INVITACIÓN A ELABORAR CADA CUAL SU PROPIO RELATO PERSONAL

«Amaiur azken gaztelua» es la primera exposición retrospectiva sobre el histórico castillo. En tan solo dos días ha sido visitada por cientos de personas, y aunque se muestran distintas interpretaciones de los hechos, a pocos les quedará duda sobre lo que allí sucedió.

La exposición está «orientada a que quien la visite elabore su propio relato personal». Así lo advierte el primer cartel de esta exposición, inaugurada el pasado sábado en el Palacio del Condestable de Iruñea. Lo primero que llama la atención del visitante es la gran foto de un acto celebrado en el propio Castillo de Amaiur, cuando sus muros ya habían quedado a la vista. También resulta llamativa una réplica, a tamaño real, de una puerta original del castillo, que en la actualidad se encuentra en la casa torre Jauregizarrea, de Arraiotz. Pesa unos 300 kilos, ha sido realizada bajo la dirección del restaurador Juan Mari Martínez Txoperena y es una invitación alegórica al visitante para que abra la puerta de la historia.

En la primera sala se muestran fotografías históricas de este emblemático lugar baztanés, piedras de la fortaleza, libros, mapas... y también paneles en los que aparecen distintas interpretaciones que a lo largo de los años han hecho diversos autores sobre la conquista de Amaiur, entre los que figuran Arturo Campión y Jimeno Jurío.

Dos de esas citas resumen las dos grandes corrientes que ha habido en torno a los hechos ocurridos en tierras baztanesas hace 500 años. Una es del historiador Juan Iturralde y Suit, y dice lo siguiente: «Aquellas piedras representan el monumento funerario del derecho y de la monarquía navarras».

Otra es del político Víctor Pradera (1873-1936), cuya interpretación fue muy distinta: «Navarra, auxiliada por sus hermanas Castilla y Aragón, expulsó al invasor. En la retirada, un puñado de agramonteses resistió en Amayur. Son los que yo llamo traidores a Navarra y los que los nacionalistas ensalzan como héroes». Como se ve, la lucha por el relato viene de lejos, y ahí se entiende la invitación del Ayuntamiento de Iruñea, promotor de la exposición, y de la Sociedad de Ciencias Aranzadi a que cada cual «elabore su propio relato personal».

La exposición ofrece elementos de sobra para ello. El propio título de la muestra ya hace una referencia expresa al sentimiento de los navarros situados en Amaiur en 1522 y a lo expresado en algunas de sus cartas.

En una sala contigua del Palacio del Condestable, denominada zona de la «memoria», se recogen las opiniones y visiones de sucesivas generaciones que no vivieron aquellos acontecimientos. Esas interpretaciones están plasmadas, principalmente, en forma de láminas y cuadros, entre los que destaca la gran obra pictórica que está elaborando Xabier Morras. Es un cuadro espectacular, tanto de tamaño como de contenido, ya que el pintor ha incluido numerosos personajes actuales, unos vivos y otros ya fallecidos, para representar a los que estaban realmente en el Castillo de Amaiur cuando fueron sitiados por las tropas castellanas.

Hachas, espadas, balas de cañón

La exposición también recoge abundante documentación escrita y objetos elaborados en torno al Castillo de Amaiur y al monolito conmemorativo que se levantó allí mismo en 1922, así como a su destrucción y posterior reconstrucción.

La muestra se completa con una gran colección de piezas arqueológicas recuperadas a lo largo de una década de excavaciones. Están expuestas en el sótano del Condestable, como un símil del subsuelo donde fueron extraídas. Hay balas de cañón, vasijas, monedas, hachas, espadas, flechas, puntas de lanza, huesos de los animales que servían de alimento a los soldados, un pozal, un arpa de boca... La que no aparece es la famosa pelota que, según dicen, se halló en el Castillo.