La liberación del excongresista chocoano Odín Sánchez es la condición del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para la instalación de la mesa de conversaciones con el ELN en Quito, congelada desde el 27 de octubre, fecha en la que todo estaba preparado para la apertura de la fase pública de los diálogos. De hecho, la primera ronda debía de haber comenzado el jueves a las afueras de la capital ecuatoriana con una duración aproximada de 45 días.

Tras más de una semana de dilación, todo indica que la crisis está próxima a ser resuelta. Según informaron fuentes gubernamentales, una comisión conformada por representantes de los países garantes –Ecuador, Cuba, Venezuela, Brasil, Chile y Noruega– y de la Iglesia católica partirá desde Quito hasta el departamento del Chocó, donde se encontraría Sánchez.

El jefe de la delegación del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, saludó el viernes la conformación de esta comisión humanitaria. «Esperamos que cumpla su tarea a la mayor brevedad posible a fin de que se den las condiciones para instalar la fase pública del proceso», declaró.

En cuanto al acuerdo alcanzado con las FARC, Santos se reunió ayer en Bogotá con el jefe negociador, Humberto de la Calle, para conocer los detalles de las reuniones que la delegación gubernamental ha mantenido en los últimos días en Colombia con los promotores del «No» en el plebiscito del 2 de octubre.

En paralelo en La Habana, el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo; Elena Ambrosi, de la oficina del Alto Comisionado; y el senador Roy Barreras iniciaron una «intensa jornada de trabajo» con delegados de las FARC-EP, entre ellos, Iván Márquez –jefe de la delegación guerrillera–, Ricardo Téllez, Pablo Catatumbo y Pastor Alape, tal y como se aprecia en la imagen distribuida a los medios, para analizar las propuestas planteadas por los sectores del «No», en concreto, las relativas a «la política de desarrollo agrario integral». Estaba previsto que De la Calle viajara a La Habana tras el encuentro con Santos.