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La ultraderecha austríaca, a las puertas de la Presidencia

Probablemente en las elecciones más importantes de su historia, Austria decide hoy si quiere un presidente ultraderechista, cuya elección, inédita en la Unión Europea, marcaría otro triunfo del populismo.

Austria afronta hoy una reñida segunda vuelta de las presidenciales entre Norbert Hofer, candidato del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) y defen- sor de una política euroescéptica y antiinmigración, y Alexander Van der Bellen, un ecologista liberal que se presenta como independiente. Sus campañas se vieron sacudidas por la victoria en junio del Brexit y de Donald Trump en EEUU en noviembre.

Un triunfo de Hofer «marcaría un giro en Austria y en la UE, dinamizando a los partidos populistas tanto de derechas como de izquierdas», consideró Charles Liechefield, del gabinete estratégico Eurasia, antes de un año electoral muy incierto en el Estado francés, Países Bajos y Alemania. La victoria del líder del FPÖ «se podría interpretar como un nuevo revés para el Gobierno austriaco, la política de acogida de refugiados de Merkel y para Bruselas», agregó.

Aún así, el jefe de Estado austriaco tiene competencias limitadas y el verdadero desafío, para el FPÖ, es hacer de estos comicios un trampolín para la Cancillería, el corazón del poder Ejecutivo. Antes del verano, los debates se centraban en la llegada de decenas de miles de refugiados a Austria, pero últimamente han derivado a la política exterior. Hofer dijo querer estrechar lazos con los dirigentes del este de Europa, que reivindican su hostilidad frente a los refugiados, y con Rusia.

A nivel interno, un acceso de Hofer a la Presidencia podría acelerar el proceso hacia unas legislativas anticipadas, ya que aseguró que quería ser un presidente activo, sin excluir, en ciertas circunstancias, revocar el Gobierno de coalición entre socialdemócratas (SPÖ) y conservadores (ÖVP), en el poder desde 2007, que parece estar en la cuerda floja tras la eliminación de ambos partidos en la primera vuelta de las elecciones el 24 de abril. Hofer quedó en cabeza con el 35% de los votos y en la segunda vuelta, el 22 de mayo, perdió por 31.000 votos frente a Van der Bellen, aunque el escrutinio fue anulado.

Más del 30%

Si se celebraran elecciones legislativas, el FPÖ, creado en 1956 por antiguos nazis y atravesado tanto por corrientes pangermánicas como liberales, quedaría primero con más del 30% en intención de voto, según sondeos.

Visto como alternativa al SPÖ y al ÖVP, el FPÖ fue dirigido en sus primeros años por un exoficial de las Waffen-SS aunque luego los liberales tomaron brevemente su control. Con el ala más radical en minoría, el partido fue invitado a gobernar por el socialdemócrata Fred Sinowatz, pero pagó un alto precio, aunque más tarde se convirtió en una máquina de guerra electoral con consignas xenófobas cuando Jörg Haider, admirador de las SS, tomó el control.

Su entrada en el Gobierno de coalición en 2000 con el conservador Wolfgang Schüssel, tras conseguir el 26,9% de los votos, provocó un terremoto político en Europa.

A partir de 2005, Haider trató de restaurar la imagen ultra y xenófoba del partido, pero se encontró en minoría y tuvo que dejar las riendas en manos del joven Heinz-Christian Strache, que respaldado por Hofer endureció de nuevo su línea.