La jornada de ayer sirvió para que el Ibex, aunque a duras penas, cortara la mala racha de cuatro sesiones consecutivas a la baja. Pero nada más. En el mejor momento del día avanzaba en torno al 1%, pero después se desinfló hasta llegar a poner en peligro el cierre en positivo. No hubo argumentos para dar la vuelta a la visión pesimista que se arrastra desde finales de enero, y sí para mantener la cautela ante las salidas de tono de Trump y sus colaboradores. Ahora, el probable embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea ha encendido un nuevo fuego al asegurar que pretende destruirla. Desde el Parlamento europeo se ha pedido ya, sin esperar al nombramiento oficial, que sea rechazado. Por otro lado, los inversores quedaron ayer a la espera de conocer el resultado de la reunión mensual de la Fed.

Dentro del Estado español, la atención preferente fue para BBVA, que presentó un beneficio de 3.475 millones de euros, un 31,5% más. Es su cifra más alta desde 2010, y podría haber sido mayor de no necesitar provisiones para cubrir las futuras reclamaciones por las cantidades cobradas de más con las cláusula suelo.

El Ibex se paró en los 9.330,80 puntos, tras anotarse un 0,17%. En el resto de las plazas europeas hubo rebotes más vigorosos. Fráncfort ganó un 1,08%, París, un 0,96%, y Londres, un 0,12%.

Las acciones de Cellnex (+6,31%), IAG (+3,14%) y Gamesa (+2,75%) lideraron las subidas. Entre los perdedores, despuntaron BBVA (-1,39%) y Enagás (-1,30%). Solo dos grandes valores –Santander (+1,11%) y Repsol (+0,04%)– acabaron en verde. Por su parte, dentro del Cac brillaron Schneider, Technip y Michelin, con ganancias superiores al 3%, mientras que Essilor (-1,85%) sufría la pérdida más abultada.