Raimundo Fitero
DE REOJO

Un vacío

Decididamente, todo, o casi todo, es relativo. Ayer se celebró el Aberri Eguna y no ha tenido, aparentemente, la repercusión social, política y mediática que en otras ocasiones. Todo depende del lugar desde el que se mira pasar el río. Los discursos son como las peladillas en los bautizos, como no estés atento te descalabran y además te quedas sin ninguna. Por eso escuchar a quienes acaban de aprobar unos presupuestos con el bloque constitucionalista, es caer en la conclusión de que no existe ni un antes ni un después, sino un aquí te pongo un puente del TAV.

Ya he caído en mi propia trampa. Pero es que veo a Urkullu y a Ortuzar y no puede abstraerme y solamente pienso en sus estilistas y amanuenses. ¿De dónde sacarán esa palabrería tan carca? Y sin embargo insisten en su posmodernidad, en su política trans, como las grasas de la bollería industrial aplicada a la simpleza política. Perecen fabricados con moldes en alguna cadena de montaje de un planeta remoto pero subvencionado. Y no quiero decir más, no sea que muestre síntomas del síndrome del batzoki vacío. A partir de que todo es realitavamente relativo, uno llega a la conclusión definitiva de que “Big Bang Theory” es una magnífica serie, uno de los divertimentos más sarcásticos que tenemos a nuestra mano y que hay que estar muy atento para quedarse con todos los detalles de los diálogos que son, en ocasiones, además de brillantes, diabólicos, y que configuran a los personajes con unos pliegues y complejidades que merecen un estudio. Diría que hasta los traductores trabajan a gusto y los dobladores se esfuerzan para darle el tono adecuado para que podamos rebozarnos en las disquisiciones sobre una idea de la felicidad imposible si se tiene un poco de inteligencia funcional aplicada a cada momento familiar. O de partido. Un vacío.