Víctor ESQUIROL
ALIEN: COVENANT

Sinfonía desafinada (y alienígena) de la creación, segundo movimiento

Y con esta ya irán seis. Ocho si contamos aquellos dos episodios de “Alien Vs Predator”. En cualquier caso, la saga más famosa de terror espacial, iniciada en el año 1979 por Ridley Scott, sigue expandiéndose. Con la continuación directa de “Aliens: El regreso”, de Neill Blomkamp, aparentemente descartada, ganan solidez las sospechas de que solo hay presupuesto (y este no es precisamente escaso) para volver al pasado. Cosas de los tiempos nostálgicos que nos han tocado vivir. Cosas de reivindicar la paternidad de la criatura.

Así, el director que lo inició todo vuelve a la carga con una continuación más o menos directa de “Prometheus”, último capítulo hasta la fecha de la serie Alien... que en realidad era el primero. En declaraciones recientes, el propio Scott afirmó que todo esto obedece a una trilogía, y que la siguiente entrega se va a titular “Awakening”. Y que esta va a tratar sobre los sucesos relatados entre “Prometheus” y “Covenant” (la que ahora se estrena). Y que si todo esto tiene éxito, se va a hacer otra trilogía (por aquello de llegar a la cifra de diez películas) en la que, entonces sí, se empalmará con el “Octavo pasajero” originario.

¿Se entiende? ¿No? Pues que no cunda el pánico. Como casi siempre con Ridley Scott, todas las complicaciones que pueda insinuar el producto se quedan en mera apariencia. En pretexto (ligeramente filosófico) para dar a los fans del “xenomorfo” una ración más de aquel plato que nunca cansa. Para entendernos: Naves extraviadas a años luz de la Tierra, tripulaciones incapaces de sumar media neurona entre todos sus miembros... y cómo no, esa amenaza silenciosa y babosa, preludio del enésimo baño de sangre y de ese grito que romperá el ya de por sí aterrador silencio del espacio exterior. Puro gozo para la base de adoradores del monstruo... y para los acólitos que aún quedan del creador Ridley Scott.