Dabid LAZKANOITURBURU

Turquía trata de romper el cerco prosaudí a Qatar

Turquía, cuya política internacional de apoyo al islam político es equiparable a la de Qatar, trata de ayudar a Doha en esta crisis pero su margen de maniobra es bastante limitado.

Es básicamente el apoyo de Qatar a los Hermanos Musulmanes –lo que incluye al palestino Hamas–, sin olvidar su negativa a sumarse acríticamente a la guerra total contra Irán, lo que ha motivado el bloqueo del frente suní de Trump a Doha.

Tras un inicial llamamiento a la contención, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, criticó duramente el bloqueo y anunció una intensificación de las relaciones con Qatar. El pasado miércoles, el Parlamento turco aprobó el despliegue de tropas en una base que Ankara tiene a su disposición en suelo qatarí.

Pero la Turquía de Erdogan, que mantiene asimismo buenas relaciones con Irán –su ministro de Exteriores visitó ese mismo día Teherán– no tiene mucho margen de maniobra porque, de un lado, es vista como un aliado estrecho de Qatar, pequeño reino con el que tiene grandes intereses económicos –inversiones masivas qataríes en Anatolia y empresas turcas en infraestructuras del Mundial de Fútbol de 2022–.

Por otro lado, interesa a Ankara mantener sus lazos con Arabia Saudí. Otra cosa es que Ryad sabe que no puede castigar a una potencia regional como la turca por su apoyo al islam político o por sus relaciones con Irán. Turquía no es Qatar.