El secretario general de la ONU, António Guterres, y varias agencias de Naciones Unidas llamaron ayer a proteger a los civiles que se encuentran en medio de los conflictos y a los trabajadores humanitarios y sanitarios que les prestan asistencia. Según las ONG, sus trabajadores se han convertido en objetivo.

El informe de la ONU de 2016 documenta ataques contra más de 4.000 trabajadores humanitarios y 159 grandes ataques contra operaciones de ayuda que afectaron a 268 personas en 21 países. Cada mes en 2016, más de seis trabajadores humanitarios fueron secuestrados, más de siete fueron ejecutados y más de ocho resultaron heridos. Entre 1997 y 2016 se triplicaron los secuestros y se dobló el número de ejecuciones.

Siria registra el 67% de los profesionales sanitarios muertos, desaparecidos, heridos o asaltados, y allí sus instalaciones han sufrido más de 338 ataques. Son ya 62 los miembros de la comunidad sanitaria de 13 países que han muerto durante el primer semestre de este año.

Yemen vive una situación similar, donde el 55% de los hospitales ya no funcionan, y han sufrido 93 ataques en dos años. El número de muertes registradas es de 10.000, de las cuales, al menos, 8.000 son civiles. Además, hay seis médicos por cada 10.000 habitantes.

&discReturn;«Que el mundo sepa que los civiles, incluidos trabajadores humanitarios y sanitarios, no son un blanco», declaró Guterres, quien resaltó que mujeres, niñas, hombres y niños se ven atrapados en el fuego cruzado o son blanco directo de la violencia que obliga a millones de personas a huir de sus hogares y partir hacia un futuro incierto.

«Al sufrimiento y la injusticia se suma el hecho de que los valientes trabajadores humanitarios y sanitarios que se dirigen a prestar ayuda a menudo son también víctimas de ataques deplorables que limitan su capacidad de salvar vidas», añadió.