Raimundo Fitero
DE REOJO

Despidos

Despidos, despedidos, despedidas. Como todo está atravesado por un artículo de la constitución española, su uso, la declaración (¿o no se declaró?) de la República catalana, se nos han ido orillando asuntos de una importancia relativa, como todo que se puede mirar con diferentes colores en los cristales. Pero en “Sálvame”, se ha vivido una tensión forzada, dramática, repugnante, porque se anunciaba que probablemente iban a despedir a dos de sus colaboradoras habituales, en vivo y en directo. Terrorífico.

Hacer un espectáculo del despido de dos trabajadoras, aunque sea como colaboradoras de un infame programa de televisión, es un acto repudiable, quizás hasta punible. Viví un rato las primeras reacciones en plató, las caras de los demás trabajadores, pero me pareció tan exageradamente increíble, tan apestoso, que no volví nunca más. Y no sé decirles si acabó bien, mal o regular el asunto. Por lo que intuyo todo fue una nueva farsa, otra fase más de los diabólicos guionistas de este programa que acumula todas las facetas imaginables sobre la manera de degradación de las personas y los profesionales. Todo es muy denigrante.

Pero mirándolo bien, los consejeros de la Generalitat, su presidente y vicepresidente, ¿no han sido despedidos igualmente de manera viciosa, ante las cámaras, desde un punto del centro de la corrupción, por decreto y no sabemos si devengan derechos de despido improcedente, o de cese? Todos los expresidentes tiene sueldo vitalicio, escolta, despacho y secretariado, ¿Puigdemont también? ¿Han tenido tiempo de sacar sus pertenencias personales de sus despachos o será Soraya la que los use, disfrute y revenda, si así le salé de su laca? Hoy es lunes, primer día de labor post y veremos cómo va la campaña electoral de la Fiscalía General de Rajoy.