Jon Darpón Sierra
Consejero de Salud del Gobierno Vasco
GAURKOA

Zapatero a tus zapatos

Recientemente las páginas de este diario publicaron un artículo de opinión titulado “Las medidas para reducir las listas de espera son ineficaces”, firmado por Imanol Rodriguez y José Ignacio Martínez, liberados sindicales de ESK. Vaya por delante que, como responsable político y como profesional que ha dedicado más de 28 años de su vida laboral al sistema sanitario público vasco, respeto las críticas y las opiniones. Especialmente, si aportan alguna solución a los problemas del mismo, aunque desde luego, éste no ha sido el caso. Aun así, debatir siempre es positivo, además de democrático.

El esfuerzo y el compromiso del Gobierno Vasco con el sistema sanitario público de Euskadi son fáciles de entender, o deberían serlo, incluso para un sindicato como ESK. No es casualidad que seamos la Comunidad Autónoma con mayor gasto público en salud, 1.673 euros por persona en 2018, muy cerca de la media en gasto público de la Unión Europea.

Tampoco es casualidad que Osakidetza sea el único sistema sanitario público del Estado que ha recuperado la jornada laboral de 35 horas y la paga extraordinaria de diciembre de 2012. Además ha sido capaz de incrementar su plantilla estructural el año pasado en 700 plazas y año tras año, ha continuado realizando inversiones para renovar sus infraestructuras. Así, desde 2013, se han puesto en marcha nuevos centros de Salud en Vitoria-Gasteiz (Salburua y Zabalgana), Kanpezu, Amurrio, Portugalete (Buenavista), Mungia, Bilbao (Miribilla y El Carmelo), Zornotza, Getaria, Zestoa y diversos consultorios. Se ha abierto el nuevo Hospital de Urduliz, los nuevos edificios de Consultas Externas de Vitoria-Gasteiz y de Zumarraga, el Hospital de Gernika, se está remodelando de manera profunda el Hospital Universitario Araba y el próximo año entrará en funcionamiento el Hospital de crónicos de Eibar. Se han instalado nuevos TAC y resonancias magnéticas en Zumarraga, Galdakao, Donostia, Basurto, Cruces, Arrasate, Vitoria-Gasteiz, etc. Se han robotizado los laboratorios de los hospitales de Araba, Cruces, Basurto, Galdakao y Donostia; angiógrafos y aceleradores lineales en Cruces y Basurto; un nuevo bloque quirúrgico en Basurto y se abrirá en próximas fechas el del Hospital de Urduliz.

A pesar de esta realidad parece que lo que verdaderamente preocupa al sindicato ESK, no es si se crean nuevas, más modernas y accesibles infraestructuras en Osakidetza, o si crece el empleo público en el sector sanitario, o si disminuyen las listas de espera; su verdadera preocupación se centra en cómo se prestan determinados servicios complementarios no asistenciales en Osakidetza. Le preocupa si se llevan a cabo con funcionarios o no, despreciando la labor de los trabajadores que realizan estas labores desde las empresas y poniendo así en riesgo sus puestos de trabajo.

Osakidetza ha presentado en noviembre un plan amplio y novedoso para reducir sus tiempos de espera, pero ESK, lejos de valorar el plan en su conjunto, se ha centrado en la autoconcertación y en la derivación de pacientes a centros sanitarios externos, pese a que conoce perfectamente que desde 2012 ambos capítulos han disminuido. Su verdadero interés no son los tiempos de espera, sino falsear la realidad difundiendo el mensaje de que se está privatizando la sanidad.

Según los datos más recientemente publicados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Euskadi es la comunidad autónoma dónde los tiempos de espera para que los ciudadanos y ciudadanas sean intervenidos quirúrgicamente son los más reducidos del Estado. Como ya dijimos en sede parlamentaria cuando presentamos el nuevo Plan de Acción, las listas de espera con demora cero no existen en ningún sistema público de salud, ni son por tanto nuestro objetivo, pero vamos a seguir trabajando para mejorar, con la mirada puesta en satisfacer las expectativas de vascas y vascos. No nos conformamos con estar mejor que el resto del Estado.

El plan que hemos presentado propone medidas concretas como el trabajo en red corporativamente para determinados procesos de baja complejidad, la centralización de procesos de alta complejidad, mejoras en la adecuación de la práctica clínica, nuevos criterios de priorización de procesos quirúrgicos, la optimización de la programación quirúrgica con el objetivo de incrementar la actividad, etc. También, se ha previsto una dotación extraordinaria de recursos de casi 40 millones de euros para contratación de personal y mejoras de las infraestructuras.

Con respecto a las Consultas Externas, se han propuesto acciones encaminadas a promover un funcionamiento más integrado de los profesionales sanitarios, a reducir la variabilidad en las derivaciones, a mejorar la gestión de las consultas externas y a incrementar la capacidad de la resolución de la Atención Primaria a través del acceso a pruebas diagnósticas.

Resulta asombroso leer como el sindicato ESK, para reducir las listas de espera, propone medidas extemporáneas como: formar más médicos, obviando que para formar un facultativo se precisan 10 años; establecer jornadas de trabajo a turnos para los médicos, cuando en la medida que la organización de la actividad lo permite y hay profesionales disponibles, ya se hace. Sorprende todavía más que mezclen conceptos como la salud pública, la atención primaria y las camas de subagudos, que en absoluto tienen relación con las listas de espera quirúrgicas. Y para rematar las sugerencias, añaden la siempre socorrida idea de creación de empleo y contratación suficiente. Obviando, que están hablando de un Plan para disminuir las listas de espera, y que a día de hoy, en la mayor parte de las especialidades médicas no hay paro.

Recordaré que en los últimos años, la plantilla estructural de Osakidetza ha crecido en 2016 en 700 nuevos puestos, está finalizando una Oferta Pública de Empleo de 1.114 plazas convocada en 2015, se ha convocado otra OPE para 2018 con 3.335 plazas, se acaba de aprobar una concurso de traslados de 3.004 plazas, etc. Muchas de estas acciones, por cierto, con acuerdo con SATSE, SME y UGT, pero obviamente ESK ni ha estado, ni se le espera. En los 34 años de historia de Osakidetza, ESK apenas ha firmado acuerdos. Negociar y firmar acuerdos con la administración para mejorar la organización y las condiciones laborales de los trabajadores no ha constituido uno de sus objetivos. Sus prioridades están en la confrontación laboral, con el gobierno correspondiente de cada legislatura.

En definitiva, las sugerencias propuestas por los liberados sindicales de ESK están más dirigidas a la promoción pública de su sindicato que a mejorar el sistema sanitario público vasco. Por todo ello, y desde el respeto que merecen todas las personas, no me queda más que recordar aquel refrán que dice «zapatero a tus zapatos» y, desde la responsabilidad que vascos y vascas han otorgado al Gobierno vasco seguir trabajando, planificando y desplegando planes y acciones para mejorar Osakidetza. Gure Osasun Sistema publikoa..