Mikel CHAMIZO
MUSIKA-MÚSICA

LA MÚSICA DEL PERIODO DE ENTREGUERRAS, PROTAGONISTA EN EL EUSKALDUNA

CON SUS 70 PROPUESTAS CONCENTRADAS EN UN FIN DE SEMANA, MUSIKA-MÚSICA SE HA CONVERTIDO YA EN UNA DE LAS CITAS MÁS POTENTES DEL CALENDARIO. ESTE AñO HA APOSTADO POR UN PERIODO HISTÓRICO EN EL QUE LOS FAVORITOS DEL PÚBLICO SE CODEAN CON AUTORES MÁS DESCONOCIDOS.

El jueves y el viernes, el festival Musika-Música de Bilbo fue calentando los motores de este gran maratón clásico que se celebra cada año a principios de marzo. El jueves se le dio el pistoletazo de salida con el monumental “Kullervo” de Sibelius, poema sinfónico con elementos de cantata que solo se había hecho una vez en Euskal Herria debido a sus complicaciones –entre ellas, cantar en finlandés– y que en esta ocasión fue posible gracias a una mezcla de fuerzas bilbainas y donostiarras, al sumarse el Coro Easo a la Orquesta Sinfónica de Bilbo y a la Sociedad Coral. Tras este ambicioso preludio, el viernes por la tarde empezaron ya a desfilar los protagonistas de esta edición del festival: orquestas como la de Galicia o la Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra; el Cuarteto Gerhard, que tocó obras de los dodecafónicos Webern y Berg; y también intérpretes fieles al festival como la pianista donostiarra Judith Jáuregui, que abordó piezas de Nielsen, Stravinsky, Bartók y Korngold junto al clarinetista francés Paul Meyer. La gran cita del viernes, sin embargo, fue la actuación de la Orquesta Sinfónica de San Petersburgo y su impactante versión de una de las sinfonías de guerra más famosas del repertorio, la “Leningrado” de Shostakovich, que esta misma orquesta estrenó en 1942 con las tropas nazis a las puertas de la ciudad. Un concierto que en sí mismo ya daba razón de ser a la temática que vertebra este año el festival: la música de Entreguerras.

Musika-Música siempre ha aspirado a ser un festival ultrapopular y, aunque este año no faltan nombres con tirón como Ravel, Shostakovich o Rachmaninov, la programación estaba poblada también de autores como Stravinsky, Bartók, Schoenberg y otros tantos que aún se le resisten al gran público. La jornada del sábado, de hecho, comenzó con cierta incertidumbre. La Orquesta Sinfónica de Euskadi y su director Robert Treviño abrieron el telón a las once de la mañana, firmando versiones muy sólidas de la “Sinfonía nº5” de Sibelius y la “Sinfonía nº9” de Shostakovich, pero los vacíos en el auditorio fueron elocuentes. Incluso el hall del Euskalduna, que otros años bullía de actividad a cualquier hora, estaba bastante tranquilo al mediodía. Tras la actuación de la OSE, se sucedieron las de la Orquesta Ciudad de Granada y el pianista Eduardo Fernández, y, de nuevo, la Orquesta Sinfónica de San Petersburgo, esta vez con un programa dedicado al otro gran compositor del periodo soviético, Sergei Prokofiev. En las salas más pequeñas, que sí estaban más llenas, actuaban conjuntos como la Orquesta de Cámara de Kiev, los Solistas de Salzburgo, el pianista Iván Martín y el violonchelista Iagoba Fanlo.

El ambiente se animó notablemente en la sesión de tarde, que comenzó a las 17.00 con un nuevo pase de “Kullervo” y, en paralelo, con un recital del Artis-Quartett de Viena, que firmó un sobresaliente “Cuarteto opus 3” de Berg y un más discreto “Cuarteto en fa” de Ravel. Le siguió, entre otras propuestas, una original versión de las “Diez melodías vascas” de Guridi en arreglo para acordeón y conjunto instrumental, liderado por Iñaki Alberdi. Otra de las citas más esperadas fue la que protagonizó a las 20.00 la Europe Chamber Orchestra dirigida por Matthias Pintscher, uno de los compositores más destacados del presente. En los atriles tenían la evocadora “Ma mère loye” de Ravel y una creación muy poco conocida, pero divertidísima, del checo Bohuslav Martinu, titulada “La revue de cuisine”. Tras los otros muchos conciertos protagonizados por solistas y grupos de cámara, cerró la jornada la Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra dirigida por el gran oboísta Lucas Macías Navarro, que abordaron la “Sinfonía clásica” de Prokofiev, paradigmática de la corriente neoclásica tan destacada en este periodo histórico.

28 conciertos por delante

Muchos de estos intérpretes vuelven a actuar hoy con programas muy diferentes. También estarán otras, como la Orquesta Sinfónica de Nafarroa, que hará doblete a las 12.15 y a las 17.00 con obras de Ibert, Poulenc y Rachmaninov. Un favorito del público, la cantata “Alexander Nevsky” de Prokofiev, llegará a continuación de manos de la Orquesta Sinfónica de Galicia y la Sociedad Coral de Bilbo. La programación de auditorio la cerrará a las 20.00 la Orquesta Ciudad de Granada con el popular “El amor brujo” de Falla. Entre la veintena de conciertos solistas y de cámara que se celebrarán paralelamente, cabe destacar la “Pulcinella” de Stravinsky que hará a las 11.00 la Chamber Orchestra of Europe; la reunión de Judith Jáuregui, Lina Tur Bonet y Nadège Rochat para tocar el “Trío nº1” de Shostakovich, a las 18.30; o el recital de la soprano Olatz Saitua con una variada selección de canciones de los años 20, también a las 18.30.