Nagore BELASTEGI
DONOSTIA
66. DONOSTIAKO ZINEMALDIA

Un galardón dedicado a todos los fans que apuestan por el cine

«Es la primera vez que me piden entregar un premio a alguien de mi altura», bromeó el director Juan Antonio Bayona antes de presentar al homenajeado. Mencionó las grandes dotes para el humor del actor, director y productor estadounidense, e hizo hincapié en que «necesitamos más cómicos como él, sobre todo en estos tiempos».

El actor Danny DeVito recibió ayer el primer Premio Donostia de esta edición de Zinemaldia de la mano del director Juan Antonio Bayona. Muy emocionado, fue escueto en su mensaje pero fue suficiente para agradecer el galardón a los fans y a «todos aquellos que se gasten un par de pavos en el cine».

Actor de acción real, animación, teatro y series, además de director y productor, a DeVito no se le puede encasillar. En la rueda de prensa previa a la gala el artista habló sobre su trayectoria con la alegría que le caracteriza. Aseguró que desde niño quiso ser actor pero nunca lo creyó posible hasta que acudió a la escuela de arte dramático con 19 años. Allí se formó en interpretación, y por eso, aunque la dirección le llamaba la atención, no creyó que fuera a hacerlo. Se animó por primera vez en la cuarta temporada de la serie “Taxi”, y le gustó.

«Tienes que obligarte a dar el primer paso. Yo confío en lo que siento dentro cuando alguien me dice que lea un guion o que debo conocer a alguien», dijo. También contó la vez en que llegó a sus manos un guion que le gustó y cuando decidió hacer una película le dijeron que ya la estaban rodando. «Si no puedo hacer yo la película, quiero conocer a quien la va a hacer. Y era Quentin Tarantino. Le dije que quería comprar su siguiente película. ‘Reservoir Dogs’ era su primera película, no era conocido, pero a mí no me hacía falta más». Así fue como apoyó esa película y terminó produciendo el que sería uno de los trabajos más conocidos de Tarantino, “Pulp Fiction”.

No sabe con qué se queda

A Zinemaldia trae una cinta de animación infantil, “Smallfoot”, en la que se le da la vuelta a la leyenda del Yeti y en la que se tratan temas como la xenofobia. Aseguró que poner voz a personajes animados, desde el estudio, es menos divertido que actuar junto a compañeros, pero que le gusta hacer este trabajo porque «los niños necesitan reírse, y sus padres lo necesitan aun más». Anteriormente ya ha puesto voz a películas como “Hércules” o “The Lorax”. En esta última decidió grabar las voces en inglés, dos versiones de español, italianos, alemán y ruso. «No era mi intención quitarle el trabajo a nadie. Ya sé que hay gente que dobla mi voz, pero era un reto. Fue como escalar el Everest; pregúntame si lo volvería a hacer. Estoy seguro de que destrocé los idiomas de todo el mundo», seguró riendo.

Preguntado sobre qué trabajo le gusta más, dijo que no puede decidirlo, pues le gusta dirigir pero también actuar, así como atender a la prensa y a los fans. Respecto a esto último, confesó que es maravilloso cuando la gente le devuelve el cariño. «Una de las cosas de estar sobre un escenario, en el teatro, es el feedback. Cuando rodábamos ‘Taxi’ ensayábamos entre semana y grabábamos los viernes delante del público, y cuando contabas un chiste y se reían era como un millón de dólares», contó.

Broma tras broma, anécdota tras anécdota, consiguió realizar una reivindicación sin que nadie se lo pidiera, algo poco habitual. Cuando le preguntaron sobre qué hará en el futuro dijo que no suele saberlo. «Sé que voy a llenar una copa de agua y me la voy a beber –y se bebió el agua– ¿veís? he cumplido. Este agua cada vez va a ser más valiosa. Hay que proteger el planeta. Vengo de un país que ha dado la espalda al calentamiento global. Estamos a tiempo de parar todo esto. Por eso, voy a beberme la última copa».