Carlos GIL
Analista cultural

El celebrado renacimiento de El Ingenio

Desde el año 1838, existe en una callejuela del Barri Gótic de Barcelona uno de esos lugares que han sido referencia universal. La inmensa mayoría de los niños barceloneses han pasado por una tienda dedicada a la construcción de cabezudos y gigantes, con un nombre rotundo El Ingenio. Su escaparate era una ensoñación, niños o mayores nos quedábamos mirando los prodigios allí expuestos, pero era al entrar cuando la magia se convertía en poética, en artesanía popular con rango de alta cultura. Una inmersión en la historia de infancia y la imaginación al servicio de la fiesta.

Pues hace casi un año cerró por dificultades económicas de quien lo gestionaba en los últimos tiempos, pero la noticia, la gran noticia es que con el saneamiento económico de un empresario de Girona y la iniciativa de otros amantes de este espacio fuera de cualquier orden, se recupera, renace y ayuda a que ese barrio convertido en un parque temático de bares de tapas para turistas siga manteniendo una tienda que es además un taller y por allí han pasado los grandes de la historia de los objetos teatrales. Joan Brosa era un asiduo, allí soñó poemas y les dio vida de cartón a sus sueños. Uno de los cabezudos que fueron imagen de Comediants salió de esos talleres, existe un cabezudo con la cara de Picasso legendario. Y miles, millones de otras manifestaciones artísticas de primer orden. Es un negocio y un museo. Cultura.