EDITORIALA

Amurrio, desamparo político y policial

Si ayer este editorial denunciaba la doble vara de medir evidente en torno al tiroteo contra un caserío en Amurrio, la jornada de ayer no hizo más que confirmar una inquietante indiferencia en la respuesta política. Partidos e instituciones solo salieron a la palestra presionados por el amplio interés social en torno a una información eludida en primera instancia y también por el emplazamiento de Sortu, pero lo hicieron tratando de obviar el innegable carácter político del ataque.

A la cabeza de esta pobre actitud se situó el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, que en vez de centrarse en el tiroteo recurrió a un impresentable «y tú más» contra Sortu. Resulta una grave irresponsabilidad en un dirigente que se precie equiparar ese tiroteo contra una vivienda particular a pintadas en las sedes de los partidos políticos. No es, desde luego, la forma más adecuada de hacer frente a un ataque violento y así parecieron haberlo entendido inmediatamente en Sabin Etxea y Lakua, porque las valoraciones posteriores del EBB y del Gobierno Urkullu sí subrayaban sin matices ni paliativos la gravedad de lo ocurrido.

A la mediocridad política se suma la inacción policial. A primera hora de la mañana, la alcaldesa de Amurrio reconocía implícitamente que en la investigación de la Ertzaintza se ha detectado una pistola que no era «reglamentaria». ¿Ha sido incautada? Si es así y está vinculada con el disparo, ¿cómo es posible que se siga sin intervenir contra el autor? ¿Está garantizado que no hay más armas de las que pueda hacer uso? ¿Se ha establecido algún sistema de control sobre esa persona o de protección de la familia cuya vivienda se atacó? ¿A qué se espera y por qué?

Si irresponsables resultan algunas actitudes políticas, no se atisba a qué protocolo policial responde que mientras el sospechoso del ataque sigue en el anonimato y en libertad las víctimas de la agresión queden en un espacio de vulnerabilidad tal, acrecentado incluso ahora por su denuncia pública. Y ampararlas pasa por la contundencia política y por la acción policial.