El actual número dos del PP, Teodoro García Egea, aludió ayer a la suspensión de condena del preso vasco gravemente enfermo Asier Aginako para reclamar la libertad del exministro Eduardo Zaplana. Apeló a la «humanidad» ante la leucemia que se le ha diagnosticado. No cabe estar más de acuerdo, aunque conviene hacer un par de matizaciones para completar el cuadro exacto de esta terrible cuestión. La primera es que han sido precisamente gobiernos del PP los que han cerrado las puertas de las cárceles a los presos enfermos, llegando a diseñar la demencial instrucción 3/2017 –afortunadamente derogada– y afirmando por boca de un ministro que no debían ser excarcelados hasta que su expectativa de vida fuera de dos meses. La segunda es que, si quería buscar una referencia próxima, García Egea no tenía por qué irse hasta un preso político vasco (un «asesino» según su expresión), sino mirar más cerca; por ejemplo, a Rodríguez Galindo y Elgorriaga, excarcelados por enfermedades muy poco después de sus condenas por secuestro y muerte de Lasa y Zabala, y que llevan más de quince años libres.

García Egea desconocerá seguramente que en estas últimas semanas los dos presos vascos a los que se ha aplicado esa medida legal (Oier Gómez y Jesús Mari Maiezkurrena, en abril y junio de 2017) han fallecido a consecuencia del agravamiento de sus enfermedades. La suspensión de condena permite ahora a Asier Aginako dar la batalla a su dolencia en condiciones imposibles de seguir en prisión. Hay otros 21 presos vascos enfermos graves para los que esa cárcel supone un auténtico «corredor de la muerte», y que deberían ser liberados mejor hoy que mañana. Y otro tanto ocurre, sin duda alguna, con Zaplana, a quien ni siquiera habría que aplicar la fórmula de la suspensión de condena, sino otras igualmente legales y factibles, al estar en situación de preso preventivo a la espera de juicio.

Nadie gana manteniendo esta crueldad que acaba convirtiéndose en una trampa letal. Si el PP lo está entendiendo y actúa en consecuencia, será mejor para todos.