El Ibex se quedó congelado ayer en los 9.400 puntos después de que Mario Draghi dejara para más adelante las medidas para mitigar la pérdida de rentabilidad de los bancos en el actual contexto de bajos tipos de interés. Tan solo anunció que están estudiando cómo pueden ayudar al sector financiero con la facilidad de depósito y nuevas inyecciones de liquidez. Además, reafirmó su visión de que todavía no hay peligro de recesión, aunque el bajo crecimiento se mantendrá a lo largo de todo el año.

Por otro lado, los inversores dieron fin a las negociaciones sin conocer el resultado de la cumbre del Brexit en Bruselas, donde estaba en juego el tiempo de la prórroga y la posibilidad, que parecía descartada, de una salida desordenada para el 12 de abril.

El Ibex mantuvo una tendencia alcista hasta la aparición de Draghi. Su falta de concreción de medidas le dio un severo golpe a través de la vuelta atrás de los valores bancarios. Finalmente, cerraba plano en los 9.406,10 puntos. Las bolsas de la zona euro respondieron mejor al jarro de agua fría del BCE. Así, Fráncfort se anotaba un 0,47% y París, un 0,25%. Londres, por su parte, recortaba un 0,05%. En Nueva York, una hora después del cierre en Europa, el Dow Jones se movía a la baja, mientras que el S&P 500 y el Nasdaq presentaban leves avances.

El protagonismo de la sesión fue para el sector financiero, que impidió al Ibex asegurar el rebote. Los bancos acabaron a la baja, encabezados por Caixabank (-2,38%) y Bankia (-1,90%). Los grandes valores no bancarios, por el contrario, hicieron de contrapeso. Repsol sumaba un 1,63% e Iberdrola, un 0,43%, mientras Inditex y Telefónica lograban pequeñas subidas. Aena (+2,11%) y Merlin (+2,06%) fueron los mejores del índice.