Raimundo Fitero
DE REOJO

A hostias

Una grabación en una hamburguesería de marca global nos dispone a entender la necesidad de reivindicar el día del Orgullo LGTBI, sea con plegarias a los dioses, con manifestaciones laicas o con paradas y jolgorios multicolores. Un bestia con pinta de patriótico servidor de los cuerpos y fuerzas donde anida la serpiente del fascismo se dirige a un señor que va vestido con pantalones cortos y camiseta, un bolso y chancletas, y le dice que no debe entrar porque su vestimenta agrede a sus hijos. Lo presencia todo un segurata, que no hace nada, mira, no interviene, por lo tanto, es cómplice de la agresión. El hombre normal le dice que es el día del orgullo gay y el machote furibundo, el fascista, le dice que también es el día de dar hostias. Sigue la discusión y le suelta la frase de todos los días, «te voy a quitar la homosexualidad a hostias».

Así estamos, jugando todavía con las cosas de comer. Veo en un programa televisivo a un periodista de trinchera y sueldo en negro decir que la bandera de España, la rojigualda, es la bandera de todos y que la del arcoíris es solamente de una parte. Viene porque en Madrid, el trifacio ha esquinado la bandera arcoíris y en su lugar ha colocado otra bandera, de dimensiones abrumadoras, rojigualda, además de la reglamentaria que siempre está en su mástil. Es decir que las confusas sexualmente gentes del pistolero de Amurrio se están saliendo con la suya, el volver a la oscuridad, a perseguir a los que sean diferentes de su heteropatriarcado del nacionalcatolicismo español, trentino y contrarreformista les van a dar la receta ideal, hostias por un tubo. Y si son maricones y comunistas, más hostias mientras se preparan las hogueras. Y si además son independentistas, hostias hasta en el carné de identidad. Ya están abriendo consultas para ello y confesionarios viscosos.