Raimundo Fitero
DE REOJO

Espejismos

De tanto estar en el oasis vasco, algunos entienden la política española como un espejismo. En la previa a la votación, PNV y EH Bildu, además de ERC, han hecho los discursos más propositivos para crear un ambiente que posibilite, todavía, un campo de entendimiento para el cambio de rumbo de las políticas generales. Me ha gustado el de Oskar Matute por su concreción.

Es imposible describir la deriva de insignificancia del señor espitoso que lucha por la extrema derecha con un patético pistolero de Amurrio que tiene el recorrido tan corto como su expediente académico. Pablo Casado, por la gracia de los egos de Sánchez e Iglesias, ha recuperado la prestancia de candidato. Y por eso se ríen, se descojonan de lo que está sucediendo. Si se convocan nuevas elecciones, como parece que se empeñan los niños del catecismo intransigente de la familia Iglesias-Montero, el que tiene todos lo boletos para recuperar voto y hasta posibilidades de gobierno es el partido de la corrupción, que de repente por un ministerio u otro ha visto una pelea de gallos desplumados.

El espejismo que detecto no es un oasis, es un bosque desertizado, quemado por la falta de decoro político. El PSOE tiene cuadros, experiencia, historia, reflejos, compromisos y una idea más o menos reconocible de lo que quiere y puede hacer. Ayer se vio la pérdida absoluta de la brújula de Iglesias, cometiendo, además, en plena comparecencia una cagada de bulto, al reclamar algo traspasado a las autonomías. Un desastre. Lo repito una vez más: ellos, la familia y sus cuñados, son los agentes objetivos del Ibex. Iglesias no ha dado la talla. Debería dimitir de todos sus cargos. Yo no lo pondría en mi gobierno. Nunca. Hasta que aprenda que el Consejo de Ministros es un órgano colegiado. El voto más inútil ha sido el que ha ido a Podemos.