El asesor preferido del candidato «presidente en funciones» es donostiarra. Se llama Iván Redondo, es el actual jefe de gabinete, quién le acompañó a la entrada del Palacio de Cristal en el debate y que tiene en su currículum varios logros: la campaña más xenófoba y racista nunca vista en Badalona, con aquel «vamos a limpiar la ciudad», que hizo alcalde al grandillón Xavier García Albiol y hacer presidente de Extremadura a Monago, obviamente del PP, un personaje bastante oscuro. Pues ese señor, licenciado en Deusto, es el que nos ha llevado a estas elecciones, el que le propone que diga el «en funciones» cosas tan de extrema derecha como que él traerá a Puigdemont de vuelta y cuando quiere arreglar esta imbecilidad la amplía, diciendo que tiene a la Fiscalía General del Estado a su entera  disposición. 

Lo que acaban de aprobar, junto al ministro de Interior con perrita, aquel señalado por tribunales europeos por su condescendencia con las torturas en los cuartelillos españoles, es una barbaridad trumpista. Bueno o si me apuran, chinesca, intentar coartar la libertad en las redes sociales, pudiendo cerrar las webs que ellos, sin intervención judicial, decidan, cierren y a otra cosa mariposa. Es decir, una propuesta que al pistolero de Amurrio le encantaría, poder intervenir todo aquello que les moleste. Un paso atrás. Uno más. Con este asesor, lo raro es que pueda pronunciar alguna frase que tenga una coherencia con ese mantra de «progresistas», que a estas alturas ya no se sabe si se trata de algo positivo o de una denuncia.

Estamos en los cortes de fluido democrático, que nos llevará al triunfo de los fascistas por miedo e irresponsabilidad. En vez de hacer frente al fascismo con más democracia, Pedro e Iván, deciden pasarles por la derecha. Son un peligro. Son una farsa. Son la derecha «en funciones».