Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

De Auschwitz a Moria

Desde que el 27 de enero de 1945 el Ejército soviético liberó el campo de exterminio de Auschwitz, todavía hoy, 75 años después, el mundo se pregunta cómo pudo suceder aquel horror. Las imágenes y los testimonios de quienes sobrevivieron a ese espanto sobrecogen tanto como el temor a saber hasta dónde puede llegar el odio colectivo, la soberbia política y la crueldad humana cuando gobiernos y pueblos nos acostumbramos a mirarlas de soslayo. Esta semana una compañera de OEE Araba, activista en Moria, el campo de refugiados de la isla de Lesbos, nos escribía una nota urgente sobre la desesperada situación de las más de 17.000 personas refugiadas que apenas pueden subsistir en lo que se llama el «infierno» del Mar Egeo. «La policía cada día está más salvaje. En el campo, cargaron con gases contra mujeres y niños pequeños, hay un niño muerto y otro muy grave… cuatro muertes más y un chico que se ha suicidado en la cárcel predeportación… A muchos activistas europeos se los está llevando a comisaría acusándoles de ser los organizadores de las protestas… En el campo todo va a peor. Seguiremos hasta que nos detengan a todas o nos expulsen. SC». Lo terrible, SC, es que mientras los inmigrantes mueren en Moria y los fascistas los apalean en las playas, en las islas del Egeo, los turistas, comen, beben, toman el sol y se horrorizan con Auschwitz.