GARA
BILBO

La boca, espejo de las pasiones humanas, en la muestra de García Rodero

La boca como espejo y reflejo de los pasiones y necesidades vitales de las personas desde que nacen hasta que mueren, protagoniza la exposición que le dedica la Sala Rekalde de Bilbo a Cristina García Rodero. Bajo el título de «Con la boca abierta», a través de una selección personal de la autora, la exposición muestra un total de 63 imágenes realizadas a lo largo de sus cuatro décadas de carrera profesional. Está abierta hasta el 17 de mayo.

La muestra realiza un recorrido por los diferentes estados de ánimo que atraviesa el ser humano en su vida: alegría, placer, dolor, pena, llanto, carcajada... «Siempre me habían interesado los ojos y la cara de las personas porque creía que lo decían todo, hasta que me di cuenta, repasando las fotografías que había hecho a lo largo de mi carrera, que la expresión de la boca refleja mejor que cualquier otra cosa, incluidos los ojos, las emociones de las personas. Así nació esta exposición», reveló en la presentación.

«Por la boca podemos ver el grito de dolor, el placer, el hambre, el canto, los deseos, la sensualidad, la sexualidad; en fin, es un espejo real del ser humano», subrayó. Con una vitalidad y empuje desbordantes a sus 70 años y vestida completamente de rojo, el color del amor en la India, García Rodero (Puertollano-Ciudad Real, 1949) resaltó que en sus trabajos intenta contar una historia a través de las fotografías que ha ido captando en sus 40 años de trabajo en distintos lugares del mundo. «La fotografía me sirve como pretexto para hablar de la vida», afirmó.

En la muestra de Bilbo aparecen imágenes captadas en festivales lúdicos y ceremonias religiosas «antiguas y nuevas», obtenidas en distintos lugares del mundo que ha visitado como Cuba, Haití, Portugal, Brasil, Colombia, Estados Unidos o Alemania, entre otros.

Aunque en 2008 abandonó el blanco y negro y se pasó al color en formato digital al conseguir con él mejor definición en las escenas nocturnas, para esta exposición ha decidido que todas la fotografías se muestren en blanco y negro, incluidas las más recientes. Explicó que todas las imágenes las ha obtenido de forma «espontánea», ya que no le gusta preparar las escenas, y que ese es uno de los principales motivos por los que en su obra aparecen mucho los niños. La autora reveló también que aunque no siempre viaja sola a los sitios donde realiza sus trabajos, prefiere hacerlo en solitario para evitar distracciones

Otro rasgo característico de la muestra dedicada en Bilbo es el predominio de mujeres en las imágenes, ya que confesó que «me resulta más fácil relacionarme con ellas, tengo la sensibilidad de la mujer y puedo hablar con ellas de nuestros secretos, de nuestras vidas y no hay más interés que el meramente humano».

Admitió que sí esperaba por su trayectoria el Premio Nacional español de Fotografía, «porque llevaba toda mi vida trabajando y porque, aunque soy humilde, sé quien soy y sé que pocas personas han trabajado tanto tiempo y con tanta intensidad y libertad. Yo lucho por hacer un trabajo de calidad y ese premio lo esperaba».