Raimundo Fitero
DE REOJO

Certificada

Crece la incertidumbre. Se ha reunido una mesa entre representantes del Gobierno catalán y del Gobierno español y no ha habido más tormenta que la derrota del Real Madrid en el Bernabéu a cargo del Manchester City que entrena Pep Guardiola. Podría ser una metáfora, pero estamos ante un momento en los que la hermenéutica se ha atomizado y la extrema derecha mediática anda entretenida con las elecciones vascas y gallegas donde no ven claro qué está pasando. Las elecciones catalanas vendrán en breve, y ahí no hay estudio demoscópico que valga si no sabemos antes qué pasa con los presupuestos estatales. Paradojas. Certificados de asistencia y certificados de ausencias.

Los certificados adquieren valor de visado. Decía al principio de la incertidumbre crece de la misma manera que se desconoce si todos los que defendieron de manera legionaria a Plácido Domingo empezarán a pedir perdón, mostrarán sus contrariedad o seguirán pensando que hasta el propio abusador es fruto de la manipulación. Duele que algunas mujeres, divas de la ópera, se mostrarán tan adictas a la bondad del capo di capi. Es difícil revertir la educación machista en hombres y mujeres, es casi imposible reinterpretar tu propia biografía a la luz de la no complicidad. Crece la incertidumbre y empieza a ser conveniente andar por la calle con certificados que demuestren tu ubicación durante las últimas horas. No hay manera de comprender qué pasa con el coronavirus, ni de su control sanitario. El goteo de infectados parece obra de un guionista de serie B. La histeria empieza a ser insostenible en ciertas situaciones. Los síntomas son confusos, las alertas tan generalistas que dan pie a la proliferación de los idiotas unidos que mandan recomendaciones contradictorias por todas las redes. Una voz certificada.