Txisko FERNÁNDEZ
DONOSTIA

Wuhan: vuelta al trabajo con test para todos tras 76 días de encierro

El titular de este artículo no es novedoso; corresponde a lo que ocurrió en el epicentro de la pandemia el pasado martes. En vísperas de la reactivación de actividades no esenciales, lo recuperamos para reflexionar sobre cómo se hacen las cosas en Euskal Herria.

La ciudad de Wuhan, con cerca de 11 millones de habitantes, ha comenzado su travesía particular hacia la nueva normalidad. Sus habitantes han permanecido confinados 76 días bajo medidas más estrictas que las que estamos soportando en Euskal Herria. Quizás parezca comprensible que allí lo estén pasando peor porque fue donde se inició la epidemia que ya ha alcanzado a casi todos los países del planeta.

Pero si escudriñamos las cifras oficiales que se difunden en Euskal Herria y en China, las diferencias se acortan mucho. Con poco más de tres millones de habitantes, en este país ya tenemos registrados 14.656 casos y 1.039 fallecidos.

Wuhan ha perdido más de 2.500 vidas humanas por el coronavirus, el 77% de todas las muertes registradas en China, que, según la Comisión Nacional de Salud, son 3.339, por un total de 82.052 casos de contagio para una población de 1.400 millones de personas.

Haciendo una “odiosa comparación”, resulta que la tasa de muertes por millón de habitantes de Euskal Herria (332) es más alta que la de Wuhan (227).

Datos que conviene tener en cuenta para reflexionar en torno a la decisión, adoptada por el Gobierno de Pedro Sánchez y reclamada insistentemente por el Gobierno de Lakua, de regresar al trabajo en las actividades no esenciales tras el parón “festivo” de Semana Santa, que se anticipó al 30 de marzo pese a las quejas del Ejecutivo de Iñigo Urkullu, en la CAV, y con el beneplácito del Gabinete de María Chivite, en Nafarroa.

Aunque ahora parezca lo contrario, en China tampoco andaron muy rápidos a la hora de percatarse del impacto que iba a tener la «neumonía de Wuhan». Los primeros casos se detectaron a finales de diciembre, pero hasta el 23 de enero no «se encerró bajo llave» a la gente. Una imagen que, al parecer, hay que tomársela literalmente en cuanto a lo que sucedió durante los primeros días.

Pero el 5 de abril Wuhan solo tenía 644 personas hospitalizadas por el Covid-19, de las cerca de 50.000 que contrajeron la enfermedad durante los tres meses anteriores. Con fecha de ayer, en Euskal Herria todavía hay casi 2.000; solo en Bizkaia son 899.

En la provincia de Hubei, con más de 58 millones de habitantes, no se registró ningún caso de contagio por primera vez el 19 de marzo. Aunque luego se han dado algunos más, han surgido de forma aislada y se han controlado. Es decir, pronto cumplirán un mes sin nuevos brotes. Aquí, ayer fueron 409 casos más, y 44 muertes más.

Largas colas... para el test

«Trabajadores de Wuhan se alinean para realizar pruebas masivas después de levantarse el confinamiento». «Las empresas evalúan a todos los empleados para detectar coronavirus y anticuerpos». Estos titulares de prensa, a los que acompaña una fotografía de una cola de empleados de unas oficinas ataviados con mascarillas, no corresponden a la “propaganda” del Gobierno de Pekín o del Partido Comunista de China (PCCh). Están tomados del portal de noticias estadounidense Bloomberg.

El 9 de abril, cuando aquí el Gobierno de Urkullu ya aplaudía el anuncio del regreso al tajo a partir de mañana en la construcción y la industria, además de otros sectores «no esenciales», allí «todos los trabajadores» debían hacerse un test antes de volver a sus puestos.

Mientras, las autoridades de Madrid y de Lakua preferían enzarzarse en otro diálogo de besugos sobre quién y cómo se van a repartir las mascarillas que Pedro Sánchez ha prometido para pertrechar a «todos los trabajadores... que utilicen los transportes públicos» en esta fase de reactivación, que «no de desescalada», como insiste en remarcar el Gobierno español.

Este tema tan esencial para la salud de todas las personas refleja el abismo que en este momento nos separa de Wuhan.

Ayer mismo, el Colegio de Médicos de Bizkaia hizo públicas dos notas muy significativas al respecto. En la primera “corregía” una información publicada por el Grupo Vocento en la que se afirmaba que «a partir del 20 de marzo se comenzaron a realizar las pruebas del coronavirus a toda la plantilla de Osakidetza, independientemente de la presencia de síntomas, lo que se tradujo en un incremento de los casos». Pues al Colegio de Médicos «no le consta que se estén haciendo pruebas de diagnóstico del coronavirus a todas sus médicas y médicos».

Poco después, la misma institución solicitaba que «las y los profesionales sanitarios que han enfermado por Covid-19 no se incorporen al trabajo hasta que sus pruebas den un resultado negativo». Precisamente, GARA publicaba en su edición de ayer el testimonio de una médica vizcaina a la que, siguiendo el nuevo protocolo de Osakidetza, el jueves le comunicaron que estaba en condiciones de regresar a su puesto de trabajo pese a que en el test que le hicieron el día anterior dio positivo por segunda vez.