Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Tsunami

Cuando ‘‘Le Figaro’’ advierte de que estamos en la antesala de un «tsunami de despidos inevitable» al lector se le erizan incluso los pelos del perineo. «La purga que se prepara será de una violencia inédita», prosigue, tranquilizador, el diario, que calcula la supresión de empleo en «cientos de miles, si no en millones». Felices y contentos nos quedaremos, por tanto, si conservamos nuestro puesto de trabajo aunque sea en condiciones decimonónicas. Por que ahí se encuentra el quid del mensaje, en que los tiempos que llegan no son ni de audacia, ni de solidaridad, ni de empatía, sino de cobardía, de individualismo y sobre todo de conformismo. Y la información aparece en ese mismo diario que se pregunta por un lado si «¿hace falta realmente más dinero para las hospitales?», mientras que por otro plantea que «el coronavirus podría atacar al cerebro», en el supuesto caso de que se tuviera, claro. Algo que no es del todo evidente si se observan las últimas decisiones del Gobierno francés, que pareciera estar improvisando no ya en reacción a la crisis sino a medida que habla el presidente Macron. Y mientras sucede todo esto, en el mismo periódico un filósofo de extrema derecha arde en soflamas sobre la decadencia de Francia, también, al parecer, ineluctable. Hay marejada de fondo. Y parece de tal magnitud que si no reaccionamos acabará arrastrándonos a todos, como en un tsunami.