Beñat ZALDUA
DONOSTIA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

El repunte de la tasa de contagio del virus matiza la tendencia positiva

El R-0 es el número reproductivo básico, indica a cuántas personas contagia de media cada infectado por Covid-19. Si el número es inferior al 1, la pandemia se mantiene a raya. En Hego Euskal Herria lleva todo abril por debajo del 1, pero en los últimos días ha repuntado.

El Test del Smarsmallow fue ideado en los 60 por el profesor Walter Mischel en Stanford. Consiste en dejar a un niño o niña a solas con un dulce en una habitación durante 15 minutos, prometiéndole que obtendrá una golosina extra si, transcurrido ese tiempo, el dulce original sigue en su sitio. En las investigaciones de Mischel apenas un tercio resistía la tentación.

El periodista y biólogo molecular alemán Kai Kupferschmidt recordó aquel experimento para preguntarse si en su país no estarán fallando en el particular Test de Smarsmallow que supone hacer una desescalada al ritmo adecuado. Las cuatro principales instituciones científicas germanas, incluido el Instituto Max Planck, publicaron ayer un comunicado conjunto para recordar la fragilidad de la situación: «Cualquier pequeño aumento en el R-0 conducirá a una renovada expansión».

El R-0 es la abreviatura del número de reproducción básica de un virus. Se trata de la media de personas a las que cada infectado contagia. Si la cifra está por debajo del 1, la epidemia se mantiene controlada, porque cada contagiado transmite la enfermedad, de media, a menos de una persona. Si supera el 1, empieza el peligro.

Los centros científicos alemanes recuerdan que la situación es inestable y recomiendan una desescalada en dos fases. Una en la que se mantengan muchas de las restricciones, hasta lograr que cada nuevo positivo pueda ser trazado de forma efectiva; es decir, que puedan ser localizados los contactos de cada nuevo caso. Una vez logrado eso, podría pasarse a una segunda fase con restricciones más livianas.

En este sentido, uno de los artífices de la efectiva respuesta alemana a la crisis, el virólogo Christian Drosten, se está cansando de advertir contra lo que considera una desescalada demasiado temprana en su país, igual que se desgañitó alertando sobre el coronavirus en enero. La R-0 germana ha subido del 0,7 al 0,96 esta semana.

El comunicado de los centros científicos también dice dos cosas que conviene recordar. La primera es que apostar por la inmunidad colectiva sin saturar los hospitales supondría un proceso de años, porque calculan que la tasa de infectados es mucho menor de lo que han sugerido algunos estudios. No parece que vaya a ser muy diferente aquí. En Galiza, donde ya han realizado la mitad del estudio de seroprevalencia diseñado por el Instituto Carlos III, solo el 1% ha dado positivo. La ratio será más alta en Hego Euskal Herria, dado que la incidencia ha sido mayor, pero no parece que las cifras estén como para hacerse demasiadas ilusiones sobre la inmunidad colectiva alcanzada.

El segundo elemento importante que destacan los centros alemanes es que cualquier cambio en las restricciones no se refleja en el R-0 hasta dos o tres semanas después, de ahí la importancia de los ritmos con los que se aplica la desescalada.

¿Y el R-0 en Euskal Herria?

En el día de ayer el protagonismo se lo llevó la resaca del plan de desescalada presentado el martes por Pedro Sánchez, incluida cierta indignación por la falta de concreción en algunos aspectos, así como la elección de la provincia como unidad básica. Hoy conoceremos más detalles sobre los primeros pasos que podrán darse a partir del sábado. Faltan, desde luego, muchos detalles, pero quizá sea demasiado pronto para empezar a exigir explicaciones sobre qué se podrá hacer o no de aquí dos, cuatro y seis semanas.

Antes toca observar una evolución que tiene una tendencia positiva, pero que tiene alguna sombra. La cifra de fallecidos volvió a subir ayer en 35 personas, sobre todo debido a los 16 decesos en Nafarroa. Las hospitalizaciones, por contra, vuelven a bajar tras dos días de subidas. Los 898 de ayer son la cifra más baja desde el 21 de marzo.

Pero hay un gran matiz a esta tendencia, al margen de los cambios en el método de recuento de casos positivos, que hacen difícil mantener una serie estadística coherente. También hay que apuntar que se están haciendo más test que nunca, pero no se sabe muy bien a quién.

La sombra principal sobre la evolución es, precisamente, el R-0 de Hego Euskal Herria. La CAV ofrece su cálculo desde el domingo. El lunes lo situaba en el 0,77. Ayer ya estaba en el 0,85. La cifra cambia cuando es el Instituto Carlos III el que hace el cálculo, ya que ayer lo situaba en el 0,94, muy cerca del límite crítico de 1. Para Nafarroa, el Instituto estatal calcula un 0,78. Pero lo preocupante no es el número concreto, sino la tendencia, reflejada en los gráficos que ofrece día a día el Carlos III. En ambos casos, queda de manifiesto que el R-0 tocó fondo hace unos 4-5 días, tras lo cual ha iniciado un repunte hacia arriba, acercándose peligrosamente a la línea del 1.

La tendencia refuerza la hipótesis de que el regreso a las actividades no esenciales, hace dos semanas –acuérdense de los alemanes–, frenó la progresión positiva que se observaba en todo el Estado, incluida Hego Euskal Herria. En los próximos días se comprobará si aquella decisión implicó no solo un freno, sino también un aumento considerable de los contagios.