Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Al infierno

A estas alturas estaríamos pendientes del cielo, de qué tiempo hizo la jornada de Nafarroaren Eguna porque las témporas festivas mandan que a los quince días se repita en Herri Urrats el mismo escenario meteorológico que en Baigorri. Pero hoy no tenemos más horizonte que escudriñar que el de un final de confinamiento que se adivina tormentoso, con una atmósfera de catástrofe que descenderá este próximo domingo hasta la misma orilla del embalse de Senpere, castigando con la sequía económica a las ikastolas de Iparralde, ya de por sí condenadas por el gobierno francés a una precariedad que no impide que año tras año, más y más familias escolaricen en estos centros su prole. Será quizá por ello que, estos últimos años, París trate a Seaska como si no existiera. Y no es de extrañar, porque si ya trata con indolencia a su propio sistema educativo que gestiona no en términos de inversión sino de gasto, cómo no tratará a las redes inmersivas que no solo fracturan la unidad lingüística francesa sino que proponen una idea de sociedad que no encaja en el sistema neoliberal que rige este Estado; un sistema que ordena la reapertura de los centros docentes esta próxima semana porque, según el ministro de Educación, es «una cuestión de honor». Seguiremos pendientes de nuestro cielo, por los que fueron y por los que serán, y porque ese, nuestro idioma, es su propio infierno.