Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

El crash del coronavirus

La pandemia del covid-19 conlleva una crisis inimaginable de la producción y la reproducción social, dejando de manifiesto hasta qué punto la sociedad capitalista depende del trabajo esencial de la vida y el cuidado o, como diría Gil de Biedma, de los trabajos «de amor disperso».

La división entre empleo y trabajo, público y privado, producción y reproducción ha sido reelaborada. Las fronteras se esfuman. El mapa mundial se desdibuja. La crisis exacerba las divisiones existentes entre quienes poseen stockage y quienes no, entre quienes habitan espacios amigables a los que poder retirarse y quienes malviven en casas minúsculas e inhabitables.

La división del mundo entre un centro económico global y una periferia dependiente se difumina. ¿Será el fin de la hipermovilidad y el nomadismo? ¿La desurbanizazión vaciará el centro de nuestras ciudades? ¿El mundo rural se convertirá en lugar de pausa y retirada para las clases más pudientes?

No se si será posible una resiliencia económica y social sin tocar los cimientos de nuestra organización social y sin cambiar la jerarquía de prioridades. Es este un tiempo de revelaciones. La manera de gestionar dice mucho de nosotras y de nuestro futuro. Los datos no nos invitan al optimismo. Estoy como Alicia en el país de lo ya visto y vivido.