Aritz INTXUSTA
Periodista

La sorpresa que hace funcionar la vía navarra para reducir los contagios

La primera semana en la que han convivido el cierre de bares y la prohibición de entrar en casas ajenas ha alterado los ámbitos de contagio, lo cual da una explicación sólida a un descenso de la incidencia.

Nafarroa estableció una estrategia muy definida para bajar la incidencia del covid a través de dos medidas claras y tajantes: cierre de bares y prohibición de ir a casa de otras personas con la que no se conviva. Dos ideas duras y sencillas que, al menos en un primer momento, no están dando el resultado esperable, sino otro un poquito mejor.

Una aclaración antes de nada. El cierre de bares y la prohibición de cualquier contacto con un no conviviente en interior (con las salvedades lógicas de personas solas, cuidados de dependientes, etc.) no se decretaron al mismo tiempo. Los bares se cerraron el 20 de octubre y la prohibición de ir a casas el 26, ya que el Ejecutivo foral no tenía potestad para ello hasta que se decretó el estado de alarma.

El Gobierno navarro explicó tras establecerse el toque de queda que el objetivo era reducir los dos focos de infección principales: los contagios en el interior de los domicilios y en los encuentros sociales. En estos dos ámbitos se registra el 60% de los contagios que se sabía dónde se producían. Y los servicios sanitarios, a través de sus cuestionarios a posibles positivos, habían conseguido averiguar el origen del contagio siete de cada diez veces.

El gráfico del ISPLN que acompaña este análisis registra la evolución de los ámbitos de contagio hasta la semana que va del 26 de octubre al domingo 1 de noviembre, la primera en la que ambas medidas estuvieron activas conjuntamente. Lo primero a advertir es que en ese periodo no se produjo apenas variación en el número de contagios de la semana precedente (3.935 contagios frente a 3.972). El aumento de casos simplemente se paró. La bajada de la incidencia fue apreciable a partir del día siguiente.

No obstante, durante esa semana, sí que se produjeron alteraciones en los lugares donde tuvieron lugar los contagios, de forma un tanto inesperada.

Siendo una estrategia dirigida a reducir los contagios en domicilio y en reuniones con amigos (identificadas en el gráfico con la línea roja y con la línea rosa “Otros”), lo que cabría esperar es que ambas hubieran bajado. Pero no ha sido del todo así. Y esta, sin duda, ha sido una sorpresa agradable.

En realidad, la línea que más se ha visto afectada por las restricciones es la azul, la de los contagios de origen «desconocido» y que son los segundos en importancia. Es la línea que cae de forma más acusada. Todo hace pensar que muchos de esos contagios sin origen claro se daban en la hostelería. Dicho de otro modo, parte importante de la gente que no sabía dónde se había contagiado se infectó en bares y restaurantes.

Además de esto, se aprecia un lógico descenso en el apartado “Otros”, que es el que se vincula a los contactos con amigos y conocidos y que, como se ha explicado, ya no pudieron darse ni en hostelería, ni en viviendas, ni sitios cerrados (salvo en caso de incumplimiento).

Estas caídas fueron ocultadas durante los primeros siete días por el crecimiento que mantuvieron los contagios en el interior del propio domicilio. Allí la curva se aplanó sin dejar de ascender y, en consecuencia, este ámbito de contagio aumentó su peso proporcional. Los contagios en viviendas pasaron de ser del 39% al 44% del total.

Cabe advertir aquí, como se ha puntualizado de inicio, que la prohibición de acudir a domicilios distintos al propio se decretó el mismo lunes de esa semana, mientras que el cierre de bares llevaba funcionando siete días más. Y también, que cerrar los bares es bastante más sencillo que conseguir un acatamiento generalizado de algo tan duro como no poder ir a ver a un ser querido a su casa. Todo esto puede explicar que la línea rosa bajara y la roja solo se aplanase.

El cambio en el patrón de los ámbitos de contagio da una explicación a la incipiente caída de la incidencia acumulada de la semana en curso. El descenso no sería fruto de la casualidad, sino que hay mar de fondo, fruto de un cambio profundo. Queda por ver hasta qué punto esta alteración es capaz de hacer caer la incidencia hasta niveles hospitalariamente tolerables.

En último término, no conviene olvidar que la reducción de casos no la traen las prohibiciones, sino su cumplimiento. Así, lo que a día de hoy parece servir para poner coto a la pandemia puede convertirse en insuficiente mañana. Toca perseverar.