Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Los papeles de Aspern»

En la superficie de un secreto tan intenso como marchito

A la espera de que se estrene la nueva adaptación del clásico de Henry James “Otra vuelta de tuerca”, llega a nuestras pantallas otra versión de su novela “Los papeles de Aspern”. Esta coincidencia en la cartelera dice mucho de un autor al que el cine ha recurrido en muchas ocasiones debido a la fuerte carga dramática de sus textos, las posibilidades estéticas que siempre otorga una historia de época y, sobre todo, los muy interesantes puntos de vista que James aportaba.

Es en este último apartado donde radica uno de los principales puntos de interés del texto original, que ha sido adaptado de manera bastante desafortunada por un Julien Landais que se ha conformado con rascar un poco la superficie del engranaje dramático.

Encorsetada y a ratos un tanto desaforada, esta adaptación nunca logra pulsar las emociones íntimas de una crónica sentimental debido en gran medida al excesivo respeto con el que el director se ha aproximado a la novela. Ese puntillismo academicista provoca que la obra nunca levante el vuelo y se quede estancada en tierra de nadie, como ese caserón veneciano que quedó atrapado en un limbo atemporal y en el que una anciana preserva las cartas de su otrora amante, el poeta Jeffrey Aspern; que es interpretado en su juventud por Jon Kortajarena. Bifurcada en dos tiempos diferentes, topamos con la obsesión de un editor por lograr esos papeles y, por otro, mediante el recurso de flashbacks, asistimos a diversos pasajes que ilustran ese pasado íntimo y personal en el que también se cita otro personaje que James creó a partir de Lord Byron y Percy Shelley.

De todo el conjunto, lo que destaca realmente en la siempre poderosa presencia de Vanessa Redgrave.