Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

No valen los perdones

Las imágenes de la Ertzaintza golpeando a los trabajadores que protestaban ante la empresa PCB, por 85 despidos injustos, no debería sorprender a nadie. Es una vieja imagen que se renueva cada cierto tiempo. Arremeter contra piquetes legales en las huelgas y movilizaciones de trabajadores que denuncian los desmanes de la patronal suele ser una práctica habitual en la Policía autónoma. La hemeroteca lo demuestra y recuerda, además, las multas e incluso las peticiones de cárcel que han llegado tras los golpes y porrazos. Por eso pienso que la petición de perdón del señor Urkullu por la brutal intervención de «su policía», que se saldó con la nariz del delegado de CCOO rota, es una burla cargada de intención mentirosa. Por utilizar un rancio símil eclesiástico que le va muy bien, una petición de perdón sin el más leve acto de contrición. Y digo esto porque cuando un ejecutivo como el de Lakua opta por gobernar al servicio de los intereses económicos de unos pocos, dejando al resto en la fría intemperie (léase neoliberalismo) una condición sine qua non es tener la calle y el enfado social bien controlados. Y aquí aparece la necesidad de una policía que secunde esa gobernanza protegiendo los privilegios de unos y reprimiendo con prepotencia matona el descontento colectivo de todos los demás. Esa es la función de la Ertzaintza y no valen los perdones.